Pintores para revitalizar el Gótico
La calle de Ataülf se convierte, junto con La Rambla, en la única vía pública de Barcelona con licencia para acoger artistas de manera continuada
Es una de las pocas que Google Street View no ha podido fotografiar. La calle de Ataülf queda inadvertida por la penumbra que crean los edificios y la constante y fuerte lluvia que ahogaba ayer Barcelona intensificaba la humedad reinante en el barrio Gòtic de la ciudad. Aun así, turistas envueltos en gigantes capelinas se perdían por la laberíntica zona en busca de la novedad. Y así se topaban con que, desde ayer, y cada sábado hasta final de año, esa pequeña calle que no llega a los 30 números se convertirá en "un espacio para los artistas", explica el pintor y propulsor de la iniciativa, Rafael Gallardo. El Ayuntamiento de Barcelona ha renovado y ampliado el acuerdo con el pintor, que empezó con unos encuentros de artistas que cobraron fuerza el año pasado y que el distrito accedió a que se realizaran el primer sábado de cada mes. Ahora, ambas partes quieren apostar por la permanencia y por este motivo "ha de haber una constancia de la actividad". Así se ha concedido la licencia que permite pintar en esa vía pública. Hasta el momento, solo La Rambla tenía permiso para ello.
Carteristas y drogas eran comunes en el 'cuadro' de Ataülf
"En Barcelona no se puede pintar con total libertad. La policía quita los caballetes y los lienzos de las calles porque no están permitidos", critica Rafael Gallardo, que reivindica: "debería haber más espacios para vivir experiencias de este tipo y no únicamente para verlas". Por eso, con el sombrero empapado pero sonriendo al mal día, Gallardo expresa: "es una fiesta muy grata reunir a una gran multitud de diferentes lugares y culturas gracias al arte".
El olor a orina ya no irrita la nariz como lo hacía meses atrás en la calle de Ataülf gracias a la paulatina presencia de artistas. En la vía que lleva el nombre del rey visigodo que hizo de Barcelona la sede de su corte y la capital de sus Estados no hace tanto la gente se drogaba y defecaba, incluso era normal ver cómo los ladrones se reunían para repartirse el botín de las carteras robadas. Pero "se fueron marchando a medida que la calle se fue llenando de curiosos, posiblemente por vergüenza". Aparte, el distrito de Ciutat Vella ha ido limpiando el área y arreglándola, para así "ayudar y revitalizar una zona apartada que puede tener muchos usos", aseguran desde el Ayuntamiento.
Los portones lilas del número 20 abren sus puertas cada día y a todo el público. Allí se reúne el Colectivo de Pintores de la calle de Ataülf encabezados por Gallardo. El objetivo es claro: incentivar la cooperación entre los artistas porque "hay ignorancia sobre lo que significa hacer arte y por lo que hay detrás de cada cuadro". Todos los pintores que lo deseen podrán participar en la iniciativa gratuita. Solo tendrán que llevar los materiales necesarios y demostrar que "el artista sí importa" con pinceladas de color. Gallardo espera repetir el éxito del año pasado, cuando se reunieron más de 12 pintores y 250 personas disfrutaron mensualmente de las creaciones de artistas desconocidos. Ahora, una vez a la semana, la calle de Ataülf se convertirá en una galería de arte urbana.
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