Los nuevos edificios tendrán acceso a redes de banda ancha ultrarrápida
El Gobierno exigirá una velocidad de 100 megas por segundo en los hogares
El hogar digital está en marcha. El Gobierno obligará a los constructores a dotar a los edificios de nueva construcción de infraestructuras de telecomunicaciones con suficiente capacidad como para facilitar el acceso ultrarrápido a Internet. El Ministerio de Industria sitúa la velocidad en la Red por encima de los 100 megabits por segundo, muy superior a las que ahora ofrecen los operadores. Con este tipo de redes será posible impulsar nuevas aplicaciones y servicios, como las videollamadas, el teletrabajo o la teleasistencia. Además, servirán para explotar mejor la televisión digital terrestre, y especialmente las emisiones del futuro: la alta definición y las tres dimensiones.
El reglamento facilitará la implantación del hogar digital
Apenas 200.000 usuarios españoles alcanzan ahora los 30 megas
Alcanzar esos 100 megas no será una tarea sencilla. Si por algo se caracterizan en España los servicios de Internet es por su lentitud. Apenas unos 200.000 abonados disfrutan de una velocidad de conexión superior a los 30 megas y, según un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), España es el sexto país de sus miembros más lento en la Red. El 28% de las conexiones fijas circulan a una velocidad de 10 megabits y el 62% de las líneas de banda ancha permiten navegar a un ritmo que oscila entre 2 y 10 megas.
El objetivo del nuevo reglamento es "llevar las nuevas tecnologías a los hogares españoles y poder superar las diferencias con los países más desarrollados", dijo ayer el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui. En 2010, el parque de líneas de banda ancha alcanzó los 10,56 millones (un 8,4% más que el año anterior), mientras que las móviles sumaron 56,6 millones (un 3,2%), según la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT). Para solventar la lentitud de acceso, la gran queja de los usuarios, la normativa elaborada por Industria viene a dotar a los hogares de una velocidad que actualmente prestan muy pocos operadores de ADSL. Para que sea posible el salto a las redes ultrarrápidas, los edificios deberán contar con recintos destinados a albergar el equipamiento de telecomunicaciones y la canalización necesaria para llevar el cableado hasta la vivienda, tanto de cobre coaxial como de fibra óptica, así como adecuar las antenas.
El Reglamento de las Infraestructuras Comunes de Telecomunicaciones (ICT), aprobado ayer por el Consejo de Ministros, afectará a todo tipo de viviendas (libres o de protección oficial) y, según Industria, se aplicará a aquellas que todavía no han comenzado a construirse. Favorecerá el acceso a la televisión, la radio o la telefonía en las viviendas para impulsar así el despliegue de las redes por parte de los operadores.
Como infraestructura adicional en los edificios, se incluye la implantación de la fibra óptica y el cable coaxial. Estas redes facilitarán que los usuarios puedan contratar los servicios de telefonía de banda ancha y televisión, y así propulsar el hogar digital. Y aunque la adaptación a este entorno es voluntaria por parte de los promotores, el texto incluye una clasificación de las viviendas en función de cómo estén adaptadas para dar cobertura a los dispositivos digitales.
Para que las líneas ultrarrápidas lleguen a los hogares, los operadores tendrán que desplegar las llamadas redes NGA (Next Generation Acces), que permitirán superar los 100 megabits por segundo. El Gobierno confía en que este despliegue tendrá un importante impacto en la economía: los operadores han anunciado inversiones que superan los 2.500 millones de euros anuales.
Al mismo tiempo, la modernización del cableado en el hogar, para llevar la fibra óptica, creará unos 20.000 empleos. El proyecto se enmarca dentro del plan de la Agenda Digital Europea y persigue incrementar la fibra óptica en los hogares y "poner al día el cableado dentro de los edificios".
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