Abusos a menores
Esta avanzada España que no tiene censura previa para las películas ni impedimentos legales para que los menores puedan verlas, excepto en el caso de las clasificadas como X, se topa de cuando en cuando con la sinrazón. Ocurre ahora con la denuncia contra el director del Festival de Sitges, Ángel Sala, por haber programado una película serbia, en la que se simula la violación de un menor, película que, como se sabe, ha obtenido este mes en el festival portugués de Fantasporto el premio especial del jurado, en el Montreal otros tres premios, y otro en Serbia por el jurado FIPRESCI.
A Serbian filmsido exhibida sin graves problemas en Bruselas, Montreal, Londres, Austin, San Francisco, Toronto, Sofía, Hamburgo, Helsinki y Estocolmo, y en mercados de cine de Cannes y Santa Mónica (California). Así lo testimonian los directores de otros festivales españoles de cine en un documento de protesta que han firmado en defensa de Ángel Sala.
Esta avanzada España se encuentra de vez en cuando con la sinrazón
Hay algunos precedentes de este tipo de acusación. Ante Retrato de familia, de Antonio Giménez-Rico, basada en una novela de Miguel Delibes, una asociación de padres de familia denunció al productor porque en ella un menor tiene relaciones sexuales con una prostituta. Aun fechándose la denuncia en años predemocráticos (1976), la causa fue cabalmente desestimada. Asimismo escandalizaron sin llegar a mayores Oscura inocencia, de Gregg Araki; Samaritan girl, de Kim Ki-duk; o Happiness, de Todd Solondz, por citar algunas, y ahora se espera con curiosidad por la misma clase de motivo el estreno de la estadounidense Houn-ddog, que en su país ha levantado polémicas por los abusos sexuales perpetrados a la menor Dakota Fanning. Polémica, vale, pero no requerimientos de juzgados. Y sorprende más aún cuando en este caso que nos ocupa no se trata de una película pornográfica, y que Ángel Sala se haya enterado por la prensa de que se le acusa por haber programado la película. ¿De qué vamos?
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