Asesinado cuando ayudaba en el súper
El presunto homicida de Alí Akbar, detenido dos horas después del atraco
Un grupo de hombres vestidos de negro se abraza frente a la persiana echada del supermercado Spar, en el número 16 de la calle de Sant Pere més Alt. El local está precintado por la policía. En el umbral, junto a un ramo de flores, se consumen dos cirios rojos. El sábado por la noche un hombre mató al joven Alí Akbar, de 18 años, que trabajaba en ese momento en el supermercado. Su padre, Mohamed, se derrumba cuando recibe los abrazos de los vecinos, que le muestran su afecto. El tío del adolescente no puede parar de llorar.
Alí estaba el sábado a las 21.30 trabajando en el supermercado de su padre, cuando entró un hombre vestido con un abrigo largo y con la cara medio tapada. Le pidió la recaudación del día, pero Alí no accedió y le plantó cara con un pequeño objeto punzante, según un portavoz de la Guardia Urbana. El hombre le disparó en la cabeza y el joven cayó muerto. Dos horas después, la Guardia Urbana detuvo al presunto autor, de 39 años, en la plaza de las Drassanes.Alí echaba de vez en cuando una mano en el supermercado que la familia tiene en el barrio de Sant Pere. "Estaba contratado dos horas al día", explicó su padre. Era una manera de ayudarles, pero no un trabajo fijo. Alí cursaba segundo de bachillerato en el centro de La Salle de la Barceloneta, donde "sacaba muy buenas notas", según sus familiares.
Alí era un buen estudiante de La Salle del barrio de la Barceloneta
En medio año, tres dependientes han muerto en atracos en Barcelona
Mohamed Akbar, de 46 años, llegó a España hace nueve años procedente de la región del Punjab, en Pakistán; concretamente de la ciudad de Faisalabad, de tradición textil. Se asentó en Barcelona y, con un socio, montó dos supermercados (el de la calle de Sant Pere més Alt y otro en la calle de la Princesa) y una pizzería (en la calle del Poeta Cabanyes).
"El 5 de marzo de hace tres años traje a toda mi familia. El 5 de marzo...", recordaba ayer sin acabar la frase. El sábado se cumplían tres años de la llegada de Alí, el tercero de una familia de cuatro hermanos, a España.
Durante unos minutos, el escenario del crimen se convirtió en una especie de velatorio improvisado. "Yo no sabía que aquí también había personas con armas", observó un empleado de la familia, sorprendido. El hombre lleva varios años en el supermercado de la calle de la Princesa, donde "entraron hace dos y se acabaron llevando algunas cosas, pero sin armas". Otro joven, que hace seis meses que es tendero del supermercado de Sant Pere més Alt, aseguró que nunca ha sufrido ningún robo con violencia, más allá de pequeños hurtos habituales en este tipo de establecimientos.
Varios vecinos abrazaron y besaron a Mohamed al verle frente al supermercado. "Nos saludaba siempre, y lo hacía en catalán", dijo una mujer que vive en la zona, alabando la integración de Alí. Ella y varios vecinos más reclamaron mayor seguridad en el barrio. Como Jorge Bou, un libanés de 35 años, que fue de los primeros que corrieron a auxiliar al joven. "Estaba en la cocina [del restaurante en el que trabaja] cuando un chaval de la calle entró pidiendo un teléfono para llamar a la policía. Al preguntarle, me dijo que había una persona muerta en el supermercado", recordó ayer. Jorge Bou salió corriendo con la cajera y dos camareros del café restaurante Arabia.
"Entramos en la tienda y el chico estaba en el suelo, detrás de la caja. Tenía un tiro en la cabeza y en la mano aún sujetaba un cuchillito", recordó, explicando con gestos lo insignificante del arma con la que trató de defenderse. Llamaron a la Guardia Urbana y, además, un trabajador del restaurante corrió a la comisaría más cercana. Mientras, Bou se quedó en el supermercado advirtiendo a quienes querían entrar a comprar. Le acompañaban varios vigilantes del Palau de la Música, que está frente al supermercado.
"Hemos avisado más de 100 veces a la policía para que ponga más agentes aquí", lamentó ayer el hombre.
El atracador huyó después del crimen, que observaron varios clientes. Dos horas después, la Guardia Urbana dio con un coche sospechoso parado en la plaza de las Drassanes. El hombre coincidía con la descripción que habían dado del atracador. Al identificarle, descubrieron que llevaba una pistola semiautomática en el coche y munición. El hombre, de origen francés, dijo que tenía "problemas personales", según un portavoz de la Guardia Urbana. El juez ha decretado secreto de sumario.
La familia de Alí tiene previsto enterrar a su hijo en Pakistán. El joven de 18 años es la tercera persona que muere en un atraco en Barcelona en medio año. Le precedieron una panadera de Sarrià y el dueño de una joyería en Sant Martí.
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