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Ola de cambio en el mundo islámico | La posición de la Casa Blanca

Obama reclama que se responda "con una sola voz a la inaceptable matanza"

El presidente descarta medidas unilaterales y apela a la UE, la ONU y la Liga Árabe

Antonio Caño

Barack Obama pidió ayer el fin de la violencia en Libia y destacó la necesidad de coordinar con la comunidad internacional las acciones que se tomen contra Muamar el Gadafi, pero no anunció medidas concretas de parte de Estados Unidos más que la enviar en los próximos días emisarios a Europa y el resto del mundo para intercambiar propuestas.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, viajará el próximo lunes a una reunión de ministros de Exteriores en Ginebra para analizar la situación en Libia. Con el mismo objetivo, su número dos, William Burns, emprenderá mañana una gira por varias capitales árabes y europeas.

"Este no es solo un problema de Estados Unidos", dijo Obama en una declaración leída en la Casa Blanca, "es el mundo entero el que está observando". "En una situación tan volátil como esta, es imperativo que el mundo hable con una sola voz", añadió.

El presidente norteamericano aseguró que "el sufrimiento y la matanza" que están ocurriendo en Libia "son inaceptables". Repitió el argumento aplicado a otros levantamientos en el mundo árabe de que Estados Unidos "defiende derechos universales que no son negociables y que tienen que ser respetados en todos los países". Pero incorporó en su discurso un ingrediente que no había mencionado en relación a Egipto o Bahréin: la necesidad de actuar junto a la comunidad internacional. En los casos anteriores Obama ha tomado la iniciativa; en el caso de Libia dijo que su Gobierno está estudiando "una amplia gama de opciones", pero que quiere discutirlas previamente con Europa y el resto de los países árabes.

Obama corre el riesgo de ser criticado por débil dentro de Estados Unidos, como ya empezó a ocurrir anoche poco después de sus palabras. Pero esto es todo lo lejos que está dispuesto a llegar por ahora para hacer frente a la situación en Libia.

La Casa Blanca explicó después de la declaración del presidente que la Administración "no quiere aparecer públicamente manejando los acontecimientos en Libia". Esa es una de las razones de la extrema prudencia de Obama. La imagen de Estados Unidos puede salir reforzada del cambio en el mundo árabe si se acierta a hacer las cosas debidas, pero también puede deteriorarse aún más si se toman las decisiones equivocadas.

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Obama quiso ayer trasladar todo el protagonismo a los propios ciudadanos de los países afectados. "El cambio que está ocurriendo en la región está siendo conducido por los pueblos de la región. Este cambio no representa el trabajo de Estados Unidos ni de ningún otro poder extranjero, representa las aspiraciones del pueblo que está buscando una vida mejor", afirmó.

Sus palabras expresan, por un lado, su confianza en la naturaleza de este movimiento de contestación, pero también la confesión de que sus posibilidades de intervención son muy limitadas.

El presidente apeló ayer a la Unión Europea, a la Liga Árabe y a la ONU como instituciones en las que es necesario encontrar una respuesta. La tradición demuestra que cuando un presidente de EE UU acude a esas organizaciones es que carece de voluntad o capacidad para actuar por su cuenta.

Barack Obama y la secretaria de Estado Hillary Clinton, ayer tras su comparecencia en la Casa Blanca.
Barack Obama y la secretaria de Estado Hillary Clinton, ayer tras su comparecencia en la Casa Blanca.AP

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