Los diputados no quieren el olvido
El Monarca relató paso a paso, en un almuerzo privado, su noche del 23-F - Zapatero y Rajoy conversaron relajados durante el acto en el Congreso
"Que nunca se olvide. Que sigan viniendo al Congreso los que queden y, cuando no quede ninguno, que lo conmemoren sin nosotros los parlamentarios de cada momento". Este deseo de una diputada del partido que estaba en el gobierno en 1981, UCD, expresado en un corrillo con diputados centristas y socialistas de entonces, conecta certeramente con las impresiones que ayer manifestaban muchos de los que vivieron la asonada golpista hace treinta años. Ninguno de los que vivieron una experiencia tan "densa e intensa", en apreciación de la socialista Ana Balletbó, la olvidará jamás.
Esta diputada del PSC ha tenido que rememorar y narrar muchas veces su peripecia de aquella noche, marcada por su embarazo avanzado de gemelos. Esa circunstancia la empujó sin dudar a enfilar la puerta de salida de la Cámara, determinada a que sus hijos nacieran y vivieran. Los guardias civiles la dejaron salir. Pero lo primero que hizo fue ponerse en contacto con el Rey para informarle de lo que estaba ocurriendo. Y de cómo el monarca vivió esa noche el intento de golpe de Estado se enteró ayer de primera mano el restringido grupo que con él almorzó en el Congreso.
Asistentes al almuerzo señalan que quien más habló fue el Rey, y después, Felipe González. El monarca aprovechó para rememorar su trayectoria desde que llegó a España procedente del exilio familiar. En el almuerzo, el presidente del Congreso, José Bono, actuó de maestro de ceremonias. La mayoría habló de sus vivencias de esa noche, acompañadas de reflexiones sobre los negros designios que en los primeros momentos se cernían sobre España. De los presentes en el encuentro con don Juan Carlos, sólo el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no se encontraba en la Cámara la noche del golpe. Tenía 20 años y estaba en su casa de León estudiando para un examen de Derecho.
"Ha sido un encuentro muy agradable, lleno de afecto, en el que el Rey y todos los demás se han sentido muy cómodos", asegura uno de los asistentes. El mismo ambiente que hubo después de los discursos, cuando parlamentarios de entonces y de ahora se juntaron en el salón de Pasos Perdidos. Tanto Zapatero como el líder del PP, Mariano Rajoy, departieron en tono y gesto distendido. Hacía mucho tiempo que no había tantos abrazos en el viejo palacio de la carrera de San Jerónimo.
"Han muerto 103 de los de entonces", era otro de los comentarios recurrentes del reencuentro. Los centristas León Buil, Carmela García Moreno, Antonio Jiménez Blanco, Salvador Sánchez Terán, Rodolfo Martín Villa e Ignacio Camuñas, charlaban con Alejandro Rojas Marcos, del Partido Andalucista, y Andoni Monforte, del PNV. Pero hubo mezcla sin distinción de colores. Los parlamentarios socialistas de entonces Cándido Méndez y Nicolás Redondo, secretario general y ex secretario general de UGT, respectivamente, charlaban con diputados actuales como Juan Fernando López Aguilar, jefe del grupo de eurodiputados socialistas, Álvaro Cuesta y Juan Barranco, aunque este último vivió el 23-F.
También recuerdan con nitidez cada minuto de esa noche Elena Vázquez, Virgilio Zapatero -luego ministro con Felipe González-, Pedro Bofill, Luis Fajardo, Juan Colino y Leopoldo Torres, todos del PSOE. La ministra de Defensa, Carme Chacón no quiso perderse esta efeméride, como tampoco lo hizo el portavoz de IU, Gaspar Llamazares, que conversó un rato con el muy solicitado Santiago Carrillo, al que todos querían saludar, entre otros el ex diputado de UCD Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. "Parece que no han pasado los años, ha empezado la sesión y Herrero de Miñón ha llegado tarde, como entonces", recordaba sonriente un diputado de entonces.
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