El temible amigo Watson
La especie humana está tan fascinada consigo misma que lleva siglos ambicionando crear réplicas de sí misma. La ciencia y la imaginación han dado numerosas muestras de la emoción que nos produce a los humanos poder construir robots que nos preparen la comida, pero también que nos hablen, nos escuchen y nos hagan compañía. El gigante de la informática IBM, el mismo que construyó la máquina Deep Blue que ganó al ajedrez a Gary Kasparov, sigue explorando la inteligencia artificial. Su nueva criatura se llama Watson. Esta semana ha ganado por goleada a los dos concursantes de un programa de televisión estadounidense de los que ponen a prueba los conocimientos de los participantes.
Ken Jennings y Brad Rutter, dos sabios que han ganado miles de dólares en concursos de televisión, no han podido con él. Watson respondía en tiempo récord a las cuestiones que se les planteaban. Los circuitos cerebrales de Jennings y Rutter, con sus 100.000 millones de neuronas capaces de establecer cada una de ellas 1.000 conexiones, perdieron frente a ese súperordenador del tamaño de 10 neveras.
Primera gran ventaja: los circuitos de Jennings y Rutter son del tamaño de un melón pequeño, no consumen electricidad y son fáciles de transportar. Segunda gran ventaja: frente a las sonrisas que ambos personajes fueron capaces de dedicar a la audiencia, Watson es una pantalla de ordenador que no transmite emociones. Difícil identificarse, además, con una máquina a la que ni siquiera le sudan las manos. Tercera ventaja: los nervios pueden jugar la mala pasada de confundir Toronto con Chicago, pero que tal error lo cometa un ordenador tan complejo resulta imperdonable.
Nuestra especie puede seguir durmiendo tranquila. Como ha advertido IBM, Watson demuestra que tendremos máquinas impresionantes capaces de ayudarnos a tomar las decisiones correctas. Las máquinas seguirán siendo por mucho tiempo nuestros nuevos siervos. Su rebelión queda lejos. Mientras tanto, eso sí, la derrota frente a Watson es un serio correctivo. "Quería ganar para salvar la dignidad de la especie", ha bromeado Ken Jennings.
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