Fidel Castro vuelve a la carga

Hace poco más de un año la revista Paris Match publicó un extenso fotorreportaje de Fidel Castro realizado en su residencia de La Habana, titulado Castro, el inoxidable. La publicación francesa comentaba entonces que "para alguien a quien la prensa occidental estaba dispuesta a enterrar hace poco", el ex mandatario cubano, que en ese momento tenía 83 años, se encontraba "en plena forma". Desde ese día, Castro ha escrito decenas de artículos en la prensa oficial, ha publicado libros y se ha presentado en público en su país en varias ocasiones. Pese a ello y por razones obvias, su estado de salud y sus reapariciones siempre son noticia, más en vísperas del crucial VI Congreso del Partido Comunista, organización que Castro sigue presidiendo pese a haber abandonado en 2006 todos sus cargos en el Gobierno debido a una grave enfermedad.

Castro, que llevaba tres meses alejado de los focos, sigue al frente del partido

El martes, coincidiendo con la celebración en La Habana de la XX Feria Internacional del Libro, Castro volvió a reaparecer en televisión tras reunirse durante cinco horas con intelectuales cubanos y extranjeros asistentes al encuentro. Llevaba tres meses alejado de los focos, si bien sus artículos han seguido apareciendo en el diario Granma.

"La verdad, se le vio lúcido y en buena forma", comentó un diplomático europeo, que, al igual que muchos cubanos, se pregunta cuál es el verdadero papel y poder de Castro en estos momentos, cuando se prepara un congreso clave, que ha de decidir en abril el alcance real de las reformas económicas impulsadas por Raúl Castro.

Castro, que en agosto cumplirá 85 años, reapareció en televisión con buen semblante y se prodigó sobre los temas que más le obsesionan últimamente, a saber, la hecatombe a la que se ve abocada la humanidad, el alza de precios de los alimentos y el cambio climático, e incluso hizo referencia a las revueltas populares ocurridas en Egipto y Túnez.

Sobre ellas escribió el pasado lunes una reflexión en la que expresó su apoyo al pueblo egipcio por la "valiente lucha" con la que logró "derrocar al principal aliado de Estados Unidos en el seno de los países árabes". Castro considera que "Mubarak oprimía y saqueaba a su propio pueblo, era enemigo de los palestinos y cómplice de Israel", y dice que su política consistía en "explotar y saquear a su propio pueblo". También se refiere al presidente de EE UU, Barack Obama, quien, a su juicio "parece actuar como dueño del planeta". Egipto era el segundo receptor de armas norteamericanas y, destaca Castro, "ni los funcionarios del Gobierno y los órganos de inteligencia de EE UU decían una sola palabra de los privilegios y robos descarados de miles de millones".