Atrapados por el arte en Vallecas
Los vecinos de un edificio de viviendas sociales en el Ensanche llevan más de dos años tratando de retirar la estructura metálica diseñada por el arquitecto
El edificio verde, el flotante, el de mil colores, el cubo... Y, en medio de todos, el edificio de los andamios. 68 vecinos del Ensanche de Vallecas llevan dos años y medio intentando deshacerse de la estructura metálica que rodea su edificio, una promoción de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV) diseñada por el arquitecto chileno Germán del Sol. Al otro lado del océano, Del Sol no sale de su asombro. Su idea de envolver la casa con plantas enredaderas nunca cuajó y el edificio presenta desde el primer día un inquietante aspecto de estar en obras.
A la vista de que ni un manto de vegetación ni una triste planta trepa por los tubos, los vecinos de la calle Almonte, 17-27, quieren retirar la estructura, aunque para ello tengan que desembolsar los 16.000 euros que costaría. Pero su empeño encuentra siempre el mismo escollo: la negativa de la EMV, que tiene derecho a voto al ser propietaria de cuatro viviendas que no logró vender.
La empresa municipal argumenta que "el emparrado es una idea sustancial del proyecto, que lo hace más sostenible y habitable". Un detalle que no comparten quienes lo habitan.
Con las llaves en la mano y la ilusión de una casa nueva, los vecinos plantaron sus enredaderas nada más llegar al edificio. A los pocos meses las jardineras empezaron a filtrar agua en los trasteros y en una noche de aire uno de los tubos cayó en el patio interior. "Lo hemos intentado, pero esa idea tan maravillosa no es factible", dice Víctor García, presidente de la comunidad. Esa noche de viento tuvieron que acudir los bomberos, que fueron quienes acabaron por convencer a los vecinos de que aquello nunca dejaría de ser un montón de andamios. "Nos dijeron que los anclajes estaban mal y que el manto verde podría hacer efecto vela con el viento y agrietar el edificio. Es una cuestión de seguridad", explica García. El verano pasado un propietario sorprendió a dos menores trepando por los barrotes. "Cualquiera podría colarse en la cocina a través de la terraza", apunta Javier Recio, vecino del cuarto. Por eso, la mayoría decidió cerrar las terrazas con ventanales pese a no contar con licencia municipal.
Mientras, la lucha por desenredarse de los tubos sigue abierta. Y en casa de García un pitbull espera por si algún arriesgado se lanza a la escalada.
"Criar una enredadera es sencillísimo"
Al padre de la criatura, Germán del Sol, se le llena la boca explicando su idea. Está convencido de que el parral liberaría aire fresco, daría intimidad y protegería en verano del calor y en invierno del frío. Por eso no duda en arremeter contra todos al ver fracasado su proyecto.
Se desquita con la EMV, a la que acusa de no haber apoyado lo suficiente el desarrollo del proyecto, ataca a la constructora UICESA -actualmente en concurso de acreedores- por la "mala" ejecución de la obra y se queja de los vecinos, que desde el principio conocían las características de la promoción. "Criar una enredadera es sencillísimo, pero ¿quién puede oponerse a que la gente destruya su ambiente?", se pregunta desde su despacho en Santiago de Chile.
Del Sol, que desarrolló el proyecto junto al arquitecto madrileño Francisco Medina tras ganar en 2002 un concurso de ideas para viviendas de protección oficial, había proyectado la instalación de un sistema de riego por goteo que nunca se hizo e incluso detalló un minucioso estudio de plantas apropiadas. Todo fue en balde. La verja metálica ya ha comenzado a oxidarse.
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