La rifa del número invisible de ZP
¿Están las cosas para bromas? ¿Para divertimentos? ¿Para loterías? El presidente, harto de interrogatorios hasta ahora infructuosos por parte de los periodistas, decidió en la copa de Navidad de la noche del lunes proporcionar otro boleto de la rifa sobre si se presentará o no en 2012. Anticipó que ya había tomado la decisión y que ya la sabía alguien más. En el juego del amigo invisible le preguntaron si el nombre del afortunado/a empezaba por S. Y entonces añadió que claro que Sonsoles (su esposa) lo sabía, pero también otra persona del PSOE. Y empezó la ruleta del abecedario.
Rubalcaba, allí presente, se apresuró a desmarcarse, como hace siempre sobre este asunto para resguardarse. Blanco, el álter ego, pretende reservar ese secreto para sus memorias. No podrá. Se sabrá antes. ¿Cuándo? Lo decidirá Zapatero. Pero lo que no se entiende, en el PSOE y en su entorno, es para qué descorchó esa botella. Podía haberse escabullido. No era tan difícil. No quiso. Algunos dirigentes socialistas, relevantes, no comprenden esa "frivolidad" y menos en estos momentos de gran preocupación por otras jubilaciones.
¿Introdujo alguna claridad ese aperitivo de su decisión? Ninguna. Más confusión. Más quinielas. Si pretende seguir y ya lo asume, por qué no comunicarlo y pasar de una vez esa página, ese trago. Si quiere que se cambie de cartel, el calendario le apremia. Habrá que poner en marcha el proceso (las primarias, el congreso, el comité federal...) y convencer a sustituto o sustituta. Porque a lo mejor presentarse para enfrentarse a un PP más que crecido en las encuestas ya no tiene tantos novios o novias.
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