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TELEVISIÓN

Agitación máxima en la RAI

El sindicato de periodistas va hoy a la huelga, mientras Minzolini, el director de informativos, recibe acusaciones de acoso, malversación y publicidad oculta

En el último año y medio, el telediario de la cadena pública RAI-1, el más visto de Italia, ha perdido un millón de espectadores. Su director, Augusto Minzolini, ha recibido críticas e invectivas de todo calibre por su forma de hacer periodismo, que muchos definen como "obediente" con el Gobierno de Silvio Berlusconi. Pero Minzolini, que se ha convertido en el periodista más discutido del país, y su director general en la RAI, Mauro Masi, afrontan ahora acusaciones más graves.

El sindicato de periodistas de la RAI, Usigrai, ha convocado hoy una jornada de huelga en protesta por la gestión económica e informativa de la cadena pública, y acaba de aprobar en referéndum un voto de censura a Masi, zanjado con 1.314 votos a favor y 77 en contra.

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Además, la periodista Cinzia Fiorato, ex jefa de la sección de Cultura y actual presentadora de la edición nocturna del TG1, ha abierto una causa laboral contra Minzolini por acoso y solicita su inmediata destitución.

Conocida por haber presentado el magazín Unomattina, Fiorato pide también, basándose en el código ético del ente estatal, el despido de la redactora jefa del TG1, Maria Rosaria Gianni, por ejecutar el supuesto acoso, y del director general Masi por no haberlo evitado.

Pero todavía hay otras desdichas en camino. El día 16, el consejo de administración de la RAI investigará si es cierto que Minzolini ha gastado demasiado dinero con la tarjeta de crédito y analizará si ha hecho publicidad oculta de una empresa de cruceros para la que se organizó un concurso en pleno telediario.

El periodista niega ambas cosas y ha anunciado una querella contra Il Fatto Quotidiano, que anticipó la noticia. Según La Stampa, Minzolini habría gastado en 14 meses 86.680 euros, superando él solo los 60.000 que gastaron durante 2010, juntos, los otros 31 directores de la cadena que dependen de Masi.

La radiotelevisión estatal RAI, que emite desde 1954 y hoy da trabajo a más de 13.000 personas, es el quinto grupo de comunicación de Europa. Y las discordias de sus directores, en todo caso, son solo una pieza más de un rompecabezas bastante más enrevesado.

Las críticas a la gestión de la RAI, que pertenece al 99% al Ministerio de Economía, son permanentes a ambos lados del escenario político. Sus resultados económicos y de audiencia siguen empeorando y los pocos programas que triunfan, como el reciente ideado por el escritor Roberto Saviano, suelen ser torpedeados sin rubor por los directivos.

Algunos periodistas de la RAI creen que "la intención de Berlusconi es hundir a la empresa, hacerla menos competitiva". Otros piensan que su idea es privatizarla y añadir, así, alguno de los tres canales a su imperio.

Sea como sea, Minzolini se ha hecho célebre en el país desde que fue designado por el primer ministro para dirigir el Telegiornale. La nueva línea editorial, más ligera y todo lo berlusconiana que permite la realidad.

En este tiempo, ha introducido una innovadora fórmula: de vez en cuando lee desde su despacho un editorial firmado, no hace falta decir favorable a quién. El éxito le ha sonreído poco, sin embargo, y las acusaciones de manipulación son el pan de cada día.

El incidente más llamativo fue quizá su interpretación de la sentencia del caso Mills. En el noticiario de las 20.00, el más seguido del país, se afirmó que el abogado inglés, imputado con Berlusconi por corrupción en sede judicial, había sido absuelto. En realidad, los jueces declararon probado el delito pero no pudieron condenar a Mills porque el soborno había prescrito.

Minzolini también ha decidido ocultar a sus fieles los recurrentes escándalos sexuales del Cavaliere. Ni Noemi, ni D'Addario ni bunga bunga. Según dice, se trata de "puro cotilleo". Como tampoco abundan las buenas noticias políticas, el TG1 suele rellenar sus ediciones con fascinantes no-noticias de sociedad y costumbres, del estilo "perrito salva niño".

Hace unos meses, Minzolini se puso serio y decidió purgar a los redactores que no comulgaban con sus ideas. Varios periodistas que no firmaron una carta de apoyo lanzada por sus fieles fueron apartados o cambiados de puesto. Cinzia Fiorato es la única que ha decidido actuar penalmente, y quizá la noticia es que hasta ahora ningún medio italiano ha dado esa noticia y que el sindicato no se ha pronunciado. El miedo es libre, y más en esta Italia en descomposición.

Cinzia Fiorato, periodista y presentadora de la RAI, y Augusto Minzolini, director de informativos de RAI-1.
Cinzia Fiorato, periodista y presentadora de la RAI, y Augusto Minzolini, director de informativos de RAI-1.

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