Segregación en las aulas

"Para construir una sociedad justa en el futuro es necesario diseñar ahora una educación justa". El pedagogo y ex ministro de Educación argentino Juan Carlos Tedesco lo explica así en el último numero de la revista Via, del Centro de Estudios Jordi Pujol. Si las personas nacen distintas, la escuela debe mitigar las desigualdades de cuna, no segregar y promover la igualdad de oportunidades. Son bonitas máximas que están en las leyes educativas (en la LOE y en la LEC), pero no en las aulas.

El 84,3% de los 153.000 alumnos inmigrantes van este curso a centros públicos. Los concertados, sostenidos con fondos públicos, apenas acogen al 15,7% restante, cuando tienen el 38% de las plazas no universitarias. Hay excepciones notables entre los concertados, pero de los 75.000 alumnos inmigrantes llegados en los últimos siete años, 63.000 han ido a centros públicos.

La cercanía de la escuela al domicilio frena el reparto de alumnos

La gran ola de la inmigración se aceleró en 2006 (segundo tripartito). En este tiempo la proporción de inmigrantes en públicos y concertados no se ha movido. Hay escuelas gueto en el Raval barcelonés, en Vic, en Salt y en Lleida, donde los extranjeros llegan al 90%. No solo porque algunos centros seleccionan alumnos, sino también por la manera como están hechas las reglas para tener una plaza. La cercanía del domicilio a la escuela, tener hermanos matriculados y la proximidad del trabajo de los padres al centro suman puntos para entrar y acaban decidiendo quién entra y quién no cuando hay más demanda que oferta. Quien sale de su área de proximidad pierde los puntos para entrar. Es vox pópuli que hay falsos empadronamientos para lograr la escuela deseada.

La consecuencia para algunos centros es el fracaso escolar. Con más del 30% de inmigrantes en un aula, los resultados pueden empezar a resentirse, dicen expertos como Jorge Calero, presidente del Consejo de Evaluación del Sistema Educativo.

Josep Nuez dirige la escuela Collaso i Gil, en el Raval barcelonés, en la que el 90% de los alumnos son inmigrantes. "No estaría mal ampliar las zonas y que el Raval y el Eixample fueran la misma para que se movieran los alumnos, aunque habría problemas de transporte", dice. "La motivación de los maestros es clave. Aquí la tenemos. También es clave que las familias se impliquen".

Las comisiones de escolarización para repartir alumnos y la reserva de plazas para recién llegados han dado pocos frutos. Las cuotas máximas de extranjeros por centros no se han puesto en marcha y quedan para la nueva legislatura.

La ubicación de las viviendas también explica por qué unas escuelas tienen altos niveles de extranjeros y otras no. Especialistas como el profesor Juli Ponce Sole, de la UB, proponen más coordinación entre la política de inmigración y la de vivienda.