La gran familia despide a su maestro
El féretro del cineasta recibe en la sede de la Academia de Cine el homenaje más sentido

Quizás porque la muerte le daba un miedo que expulsaba de dentro a base de sentido del humor, quizás porque no quiso que nadie guardara el fetiche de su cara embalsamada, el ataúd de Luis García Berlanga estaba cerrado a cal y canto ayer en el velatorio que se le rindió en la sede de la Academia de Cine. Desfilaron por delante del cuerpo del maestro ríos de actores, directores, guionistas, decoradores, otros artistas y admiradores de cuatro generaciones, la prueba inconfundible de que por el más grande cineasta español de nuestra era no pasa ni pasará el tiempo.
Se proyectaban sobre su cuerpo presente imágenes de los rodajes míticos: Berlanga sonriente, acompañado de sus actores de cámara, desde Manuel Alexandre, a Saza, José Luis López Vázquez o José Sacristán. Marcó con su ética y su estética. Sacó de dentro el alma, las frustraciones y la triste condición humana de la posguerra en obras maestras como El verdugo, Plácido, ¡Bienvenido, mister Marshall!, La vaquilla, Patrimonio nacional, La escopeta nacional... Veneno y bálsamo, espejo de nuestras cicatrices y alcohol hirviente de nuestras heridas.
Alex de la Iglesia: "Para mí fue más grande que Dreyer o John Ford"
Los cargos públicos fueron más fieles que nadie ayer al estilo 'berlanguiano'
Nadie ahorraba grandilocuencia. El primero, Alex de la Iglesia, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, digno hijo de su estilo, plantado en la puerta de la sede de la Academia desde las 19.00: "Él cambió mi vida, no me importa decir que para mí fue más grande que Dreyer y John Ford", clamaba delante del féretro. O Iciar Bollaín, que permaneció en la entrada junto a De la Iglesia, compungida, llorosa: "Tengo una pena honda, me temo que muy pocos han conseguido lo que él". Pero no sólo marcó a la generación que ellos dos representan. También a la anterior, como recuerda José Luis García Sánchez: "Dignificó toda una tradición estética, en su tumba debería poner, en vez de RIP, The end".
El alma que presentaba Luis García Berlanga no era condescendiente con el género humano. Pero no solo su retrato negro, cruel, despiadado y piadoso marcó la cultura española y europea a la altura de Luis Buñuel, también su gran obsesión estética. Juntas marcaron un estilo, ayudado, perfeccionado, elevado por el talento de Rafael Azcona con sus brillantes guiones. Ambos fueron cronistas de la desolación y la supervivencia, clásicos vigentes hoy, como recordaban también los políticos.
En su desfile ante el féretro, los cargos públicos fueron más fieles que nadie al estilo berlanguiano. Cuando pasaba hora y media desde que se había abierto la puerta de la capilla ardiente, el PP ganaba al PSOE por un abultado 4-0. La secretaria general de los populares, Dolores de Cospedal fue la primera en entrar, seguida de Esperanza Aguirre: "Fue el más grande de los últimos 50 años, cuando comprobé que ¡Bienvenido, mister Marshall la rodó con 31 años, me di cuenta de que era un genio". A ellas dos las siguieron Pilar del Castillo y Soraya Sáenz de Santamaría para abrazar a la viuda, María Jesús Manrique, y a su hijo José Luis.
Cuando los altos funcionarios del ministerio de Cultura comprobaron la avalancha de pésames de la oposición, calmaban por lo bajinis el ambiente de goleada pepera. "No os preocupéis, ya hemos avisado", comentaban. Y poco después, sobre las 20.30, se presentó la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, acompañada del vicepresidente Rubalcaba. "Lo mismo que la Real Academia Española limpia, fija y da esplendor a la lengua, Berlanga ha hecho lo mismo con nuestro cine", aseguró González- Sinde. "Poco más que añadir", zanjó Rubalcaba. Y se disolvieron cámaras y micrófonos. Berlanga, seguramente, desde donde quiera que estuviera en ese momento, se carcajeó de lo lindo.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Últimas noticias
Última hora de la actualidad política, en directo | PSOE y Sumar abordan este viernes la crisis de gobierno
Un nuevo asentamiento arraiga en una plaza tras el desalojo del B9: “¿De verdad pensaban que íbamos a desaparecer?"
El Banco de Francia mejora sus previsiones de crecimiento pese a la incertidumbre sobre el presupuesto
TikTok dice que ha firmado acuerdos para crear una nueva empresa conjunta en EE UU
Lo más visto
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- La asociación mayoritaria de guardias civiles no está de acuerdo con la DGT en sustituir los triángulos por la baliza V16
- “No podemos hacer nada”: la IA permite copiar en exámenes de universidad con una facilidad nunca vista




























































