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Sanidad busca el foco de legionela en una pizzería y en una cafetería

Los inspectores de la Consejería han precintado las torres de refrigeración de un local de Retiro y de otro en Centro tras hallar una alta concentración de bacterias

Elena G. Sevillano

Los dos focos del brote de legionelosis que los inspectores de Sanidad llevan días buscando por el centro de Madrid podrían estar ya localizados. La Consejería de Sanidad informó ayer de que ha precintado dos torres de refrigeración donde había "alta contaminación" de Legionella. Se encuentran en dos edificios, uno en el 21 de la calle de Alcalá (distrito de Centro) y otro en el 46 de O'Donnell (Retiro). El primer inmueble está en la esquina con la calle de Virgen de los Peligros y alberga varias dependencias oficiales, como la sede del Defensor del Paciente de la Comunidad de Madrid. El segundo está solo a unos metros del hospital Gregorio Marañón.

Las instalaciones de refrigeración contaminadas pertenecen a la pizzería Danieli, en la calle de O'Donnell, y a la cafetería Starbucks, en Alcalá, según confirmaron fuentes sanitarias. Las dos torres permanecen precintadas. La primera se cerró el lunes pasado; la segunda, el domingo. Los inspectores de Sanidad revisaron las instalaciones la semana anterior y tomaron muestras del agua. En los dos casos, ordenaron que se limpiaran y desinfectaran. Fue al recibir los resultados del análisis cuando volvieron para precintarlas.

Las bacterias de torres y afectados se cotejarán para ver si coinciden
En los últimos días no se han detectado nuevos casos de legionelosis
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En los dos casos se aisló la Legionella pneumophyla serogrupo 1 (el más común) en concentraciones de 100.000 UFC/l (unidades formadoras de colonia por litro) o superiores. La legislación establece que si se supera esa concentración hay que parar la instalación, hacer una limpieza de choque y tomar una nueva muestra a los 15 días.

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Pese a que la localización de las torres coincide con las zonas que señalaron los afectados -un total de 40, de los que han fallecido tres-, Sanidad se muestra cauta a la hora de atribuirles el foco. "Ahora tenemos que cruzar esas muestras con las de los afectados", aseguró el director general de Atención Primaria, Antonio Alemany.

"En muchísimos casos de brotes de legionela nunca se llega a saber cuál era el foco", advirtió. Ahora que hay dos instalaciones sospechosas, el siguiente paso consiste en comparar las bacterias encontradas en las torres con las que han enfermado a los afectados. Mediante técnicas de tipificación molecular, se pueden comparar las cepas genéticamente. El problema es que no es fácil obtener muestras de los pacientes. Los que padecen neumonía expectoran muy mal (la tos seca es uno de los síntomas) y es complicado obtener esputo. Alemany aseguró que hay al menos 18 muestras de pacientes aisladas, que ahora se tienen que cruzar con las otras.

A falta de la confirmación del laboratorio, lo cierto es que los lugares coinciden y también la concentración de bacterias. Cuanto mayor es, más posibilidad hay de que estas se transmitan por el aire a través de los aerosoles (gotas diminutas) que generan las instalaciones de refrigeración. "Si se trata de las torres precintadas, estaríamos hablando de una cepa poco virulenta", explicó Alemany. "Por el lugar donde están situadas pasan cada día miles de personas y los contagios han sido pocos", añadió.

Hay más elementos que hacen sospechar de esas dos instalaciones. Las fechas, por ejemplo. Los inspectores visitaron la de O'Donnell (Retiro) el día 21 y la de Alcalá (Centro), el 27. Ya entonces ordenaron limpiarlas y desinfectarlas. Con los resultados en la mano que probaban que estaban contaminadas, las cerraron el día 31 (Alcalá) y el 1 (O'Donnell). En los últimos días no se han detectado nuevos casos de legionelosis. El último, comunicado el lunes pasado, en realidad se detectó la semana anterior. Y de los dos clusters (agrupaciones de casos que comparten características), el de Retiro y el de Centro, que tenían localizados los inspectores, es el de Retiro el que ha dejado de sumar casos. Los nuevos contagios pertenecen al cluster de Centro.

"Aunque el foco del brote esté controlado, aún tienen que seguir apareciendo casos", admitió Alemany. Al periodo de incubación de la bacteria (entre 3 y 10 días) hay que sumar los días que una persona pueda estar con síntomas antes de acudir a un hospital. Y además están los casos esporádicos, los que se producen habitualmente sin que exista un brote. No son pocos. Alemany calcula que, de los 40 casos confirmados hasta ahora, casi la mitad pueden ser esporádicos.

Las encuestas epidemiológicas que han respondido algunos afectados -se les ha preguntado dónde viven, dónde trabajan, dónde compran, pasean o llevan los niños al colegio para cruzar esos lugares con los que indican los demás pacientes y obtener puntos comunes- no muestran ninguna coincidencia con los clusters de Retiro y Centro. Es decir, que hay enfermos que en las tres últimas semanas no han puesto un pie en esas zonas.

El posible foco de Retiro, la pizzería Danieli, es un local situado en los bajos del edificio, justo al lado de la Maternidad del Gregorio Marañón. A unos pocos metros está el patio del recinto hospitalario, el lugar en el que todo indica que se contagió el único de los afectados que no ingresó ya con la bacteria en su organismo. Se trata de Andrés de la Torre, de 59 años, que llevaba un mes en el hospital recuperándose de una operación cuando enfermó de neumonía. Se la había provocado la legionela. El hombre no salió del centro, pero su hija contó a EL PAÍS que todos los días sacaba a pasear a su padre en silla de ruedas por el patio.

El encargado de la pizzería Danieli, Daniel Prieto, aseguraba ayer al teléfono estar "bastante preocupado". No por el mantenimiento de su sistema de aire acondicionado, del que asegura que está en regla, sino por la "mala publicidad" que este caso puede dar a su negocio. "Yo me dedico a la restauración y es de lo único que sé", dijo ayer. "Pero tenemos una empresa de mantenimiento que nos lleva el aire acondicionado y que hace revisiones periódicas". Su local, de unos 300 metros cuadrados, está ahora sin refrigeración. Sigue precintada a la espera de los resultados de un segundo análisis. Prieto afirmó que se quedó "atónito" cuando los inspectores de Sanidad le dijeron que habían encontrado legionela en su torre de refrigeración. "Me pidieron todo el papeleo y se lo di". Desde Sanidad aseguraron que no había anomalías. La proliferación de las bacterias pudo producirse entre una revisión y otra.

Además de estas dos torres, otras cinco tuvieron que limpiarse y desinfectarse: los inspectores hallaron presencia de legionela, aunque en mucha menor cantidad. La concentración era entre 10 y 100 veces menor que en las instalaciones de Alcalá y O'Don-nell. Dos están en Torrespaña, dos en el hospital Gregorio Marañón y la otra en el Cuartel General de la Armada. "Estos solo son los resultados de los primeros análisis", afirmó Alemany. "Seguimos analizando y seguro que saldrán más". De todas formas, quiso subrayar que "hay torres infectadas pero que no son patógenas".

El contagio

- La legionela es una bacteria que vive en los hábitats acuáticos. Desde allí puede colonizar las redes de abastecimiento de las ciudades y llegar a torres de refrigeración u otras instalaciones donde hay agua estancada a temperatura templada. En esas condiciones, se multiplican.

- Si las bacterias se trasladan por el aire en aerosoles (gotas diminutas) pueden ser inhaladas, llegar a los pulmones y dar comienzo a la enfermedad. No se contagia de persona a persona ni bebiendo agua contaminada.

- Los síntomas de la enfermedad son los de una neumonía: tos seca, dificultad para respirar y fiebre. En el hospital, una sencilla prueba de antígeno en la orina determina si la neumonía la ha provocado la bacteria. Se trata con antibióticos.

- La edad media de los afectados en Madrid el año pasado fue de 61 años.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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