"Al Qaeda es incapaz de infiltrar terroristas en Cataluña"
El experto Jean-Pierre Filiu cuestiona que los imanes radicales sean el único filtro de los musulmanes con la sociedad
Los imanes radicales que controlan algunas mezquitas en Cataluña influyen en sus comunidades, pero no tanto como se cree. Lo dice Jean-Pierre Filiu, autor de Las nueve vidas de Al Qaeda (Icaria) y uno de los mayores expertos en terrorismo islamista. "Los radicales gritan mucho, pero son una minoría. Y como sus discursos son pintorescos, aparecen en la televisión y ganan ante los suyos una legitimidad de la que antes no gozaban", explica Filiu, que aboga por "neutralizar los mensajes antisociales" y no hacer concesiones que cuestionen el Estado de derecho.
Filiu reconoce que el auge de las corrientes más rigurosas del islam en Cataluña puede acarrear problemas. Lo ilustra el caso de Fátima Ghailan, una mediadora de Cunit supuestamente acosada por el imán del pueblo por conducir y no llevar velo. Ante estos conflictos, Filiu pide tiempo. Y una mirada al norte.
"En Francia, los que pedían la 'sharia' ya saben que el marco es la república"
"Lo que vemos en Cataluña ya lo hemos experimentado en Francia, porque vamos una generación por delante. Los que pretendían imponer la sharia [ley islámica] y ganar un espacio fuera de la ley ahora ya admiten que la república es el marco al que deben adaptarse", matiza el profesor del Instituto de Estudios Políticos de París. "Hay que aplicar la ley, que es igual para todos".
Mientras llegan las nuevas generaciones y los imanes modifican su cosmovisión, queda la astucia. "Los antisociales buscan la confrontación para quebrar el consenso social. No hay que caer en la trampa de sus provocaciones públicas", opina el investigador. A su juicio, cuando los extremistas alzan la voz pueden sacarse dos conclusiones. Una, que "se van a quedar" en el país. Y dos, que "están negociando el precio de su integración". El investigador subraya, en ese sentido, que "hay cosas que no se pueden negociar", como "el respeto a los derechos humanos y de la mujer".
Filiu, que la semana pasada visitó Barcelona para impartir un curso en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), advierte de un exceso de "dramatización" que no se corresponde con la realidad. Por muy furibundos y antioccidentales que resulten sus discursos de los viernes, los imanes no son el único contacto del musulmán de a pie con la realidad. "La gente piensa que en algunos municipios el imán es el único filtro. Pero hay otros. El musulmán también trabaja, viaja en tren y mantiene relaciones sociales más allá de escuchar a tal o cual imán".
Hay que tener claro, además, que la vida de los musulmanes en Cataluña va más allá de la religión. De ahí la "trampa", alerta Filiu, de "islamizar cualquier asunto que se plantea con los musulmanes". "Evidentemente, hay que hablar del halal, de los cementerios islámicos... Pero no hay que reducirlo todo al islam. El posicionamiento social y político de los musulmanes en España es más complejo", dice. La gran diversidad del islam, a menudo desconocida, lo dota de una "capacidad dialéctica" que debe aprovecharse para fomentar la integración en una ciudadanía "diversa".
Los radicales pretenden trastocar el orden social y hacer que prevalezcan sus planteamientos, pero no suponen una amenaza para la seguridad colectiva. Según Filiu, "no existe una conexión directa" entre estos dos grupos. Hay una diferencia fundamental: "Los antisociales alzan su voz, mientras que los terroristas no quieren ser vistos". El experto destaca la fragilidad actual de Al Qaeda, porque "ha demostrado que es incapaz de organizar o infiltrar células terroristas en Cataluña". Está obligada a "importar activistas y militantes" de otras regiones -como las zonas tribales de Pakistán-, por lo que "es más fácil" para la policía "localizar y neutralizar" a los terroristas. Justo lo que ocurrió en enero de 2008, con la desarticulación en el Raval del grupo que pretendía atentar en el metro de Barcelona.
La cooperación policial y el "descrédito" de Al Qaeda -"en el último año solo ha matado a musulmanes en países musulmanes"- han debilitado la red de Bin Laden. "Al Qaeda no planifica ahora operaciones a largo plazo, sino que vuelve a lo más rudimentario en términos de terror: tomar a tres suicidas con un par de granadas y sembrar el pánico en la calle. Por eso hay que seguir alerta: necesitan un atentado".
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