La papeleta de la Ertzaintza
La gestión socialista de la consejería de Interior y el complejo horizonte de la Policía vasca marcan sus elecciones sindicales más inciertas de los últimos años
La Ertzaintza afronta una semana decisiva de cara a su futuro. El jueves es el día fijado para que los más de 7.700 agentes que integran el Cuerpo puedan ejercer su derecho a voto para elegir así a sus representantes sindicales. Será la elección de quienes deberán defender sus intereses ante el complejo horizonte que se le presenta a la Policía vasca, necesitada de más recursos en plena época de vacas flacas. Seis centrales pugnan por reunir el mayor número de papeletas posible... y las consiguientes subvenciones.
Cada voto cuenta y la actividad está siendo frenética durante la campaña electoral. Más que en ocasiones anteriores. No en vano, nada tiene que ver el escenario actual con el de convocatorias previas. La llegada de los socialistas al Gobierno ha sembrado la incertidumbre en torno al resultado de los comicios. Buena parte de las expectativas que los sindicatos habían depositado en Rodolfo Ares se han visto defraudadas ante el escaso margen de maniobra que el consejero ha tenido por el ajuste económico al que no ha sido ajeno su departamento. La desilusión ha sustituido al hartazgo como sentimiento mayoritario entre los agentes.
El convenio y más plantilla, principales demandas por parte de los sindicatos
Las centrales minoritarias pelean por entrar en la mesa negociadora
La alta participación parece garantizada, según el índice de votos adelantados
El apoyo de los agentes no afiliados se antoja decisivo para el resultado
La convocatoria se antoja determinante, además, porque el futuro de la Ertzaintza no lo es menos. El incremento de la delincuencia y los delitos de nuevo cuño, derivados de las modernas tecnologías y la especialización de los autores, ha puesto en jaque a una plantilla que asegura no dar abasto para cumplir de forma eficaz con sus cometidos. Sólo el descenso de la actividad terrorista y la añadida merma de la violencia callejera aportan oxígeno y peso en el lado positivo de la balanza.
El listado de reivindicaciones por parte de los agentes es amplio, aunque se centra en dos demandas fundamentales. Por un lado, la firma de un nuevo convenio laboral, ya que el actual suma tres años prorrogado. El mismo Parlamento autonómico instó a su negociación en mayo, pero Interior ha preferido no mover ficha hasta conocer el mapa sindical derivado de las elecciones. En su debate entrarán buena parte de las demandas menores de las centrales, entre las que figuran las regulaciones de la segunda actividad, de los horarios flexibles y de los complementos de productividad, así como la recuperación del poder adquisitivo perdido, sobre todo tras la reducción salarial a los funcionarios fijada como medida contra la crisis.
El otro gran reto al que se enfrenta la Policía vasca es el del aumento de su plantilla, ya que la actual se antoja "insuficiente" para garantizar la seguridad de los ciudadanos, según los sindicatos, máxime ante el aumento de los puestos de oficina ocasionado por la creciente labor administrativa. Otra de las reivindicaciones históricas pasa por la implantación de una carrera horizontal que bonifique a los policías con mejor formación y trayectoria profesional. En especial, tras el bloqueo al que se han visto sometidos los agentes rasos, cuya progresión vertical se ha visto bloqueada sin convocatorias de ascensos en los 12 últimos años.
Pese a unas demandas casi unánimes, la lectura del escenario electoral difiere entre los seis sindicatos que optan a obtener representación. Mientras los dos mayoritarios rivalizan de nuevo entre sí por mantener su condición, los cuatro restantes pugnan por la primacía del segundo pelotón para obtener un puesto en la mesa de negociación de la Ertzaintza, donde se adoptan las decisiones fundamentales que conciernen al Cuerpo. La redistribución de fuerzas no es descartable.
La mayor presión recae sobre la central mayoritaria, Erne, que aspira a conservar una privilegiada situación que recuperó en la anterior convocatoria de 2006. La llegada del PSE al Ejecutivo, sin embargo, rodea de incógnitas sus opciones. Desde el cambio en Ajuria Enea, el sindicato independiente ha liderado las protestas contra Interior, pero no ha conseguido como contraprestación las principales reivindicaciones de la plantilla. La incorporación de dos de sus antiguos responsables al departamento de Ares, además, ha despertado ciertas sospechas entre las otras centrales.
El complejo escenario socialista parece que podría jugar a favor de ELA, pero el principal sindicato de la Administración vasca no ha ejercido como tal en la Ertzaintza. Parte de su labor natural de oposición se la ha arrebatado su propia escisión, Esan, que aspira a ganar respaldo entre el sector nacionalista de la plantilla. CC OO, por su parte, quiere mantenerse como la tercera fuerza de la Policía vasca, mientras que las centrales minoritarias Sipe y Euspel necesitarán de votos ajenos a los de sus propios afiliados para crecer en representación y gozar de un papel más decisivo en una etapa que se prevé crucial.
La alta participación a la que acostumbran los ertzainas parece garantizada una vez más, según el índice de voto adelantado que hasta la fecha se ha registrado, similar al de la última convocatoria. El grueso de los sufragios, sin embargo, se depositará en las propias urnas el jueves. La disciplina entre los agentes afiliados a los distintos sindicatos no está garantizada, especialmente en el caso de los mayoritarios, y los apoyos de quienes no pertenecen a ninguna central, aunque minoritarios, resultarán decisivos en el resultado final. La solución, con el recuento, a partir de la medianoche.
Cita con las urnas
- Censo. Un total de 7.752 ertzainas están llamados a votar para elegir a 60 delegados. La participación suele rondar el 80%.
- Jornada. Aunque casi cuatro de cada diez agentes optan por adelantar su sufragio, las urnas estarán abiertas el jueves 28. Los resultados se conocerán a partir de la medianoche.
Los sindicatos
- Erne. Central corporativa, independiente y mayoritaria. Cuenta con más de 3.300 afiliados, con cuyo respaldo casi le bastaría para ganar las elecciones sindicales.
- ELA. Con cerca de 2.000 asociados, es el único sindicato capaz de cuestionar el triunfo de Erne. No gana los comicios desde 2002.
- CC OO. Su medio centenar de afiliados fijan el objetivo de mantenerse como tercera central y conservar el puesto en la mesa de negociación.
- Esan. Pese a su condición de central minoritaria, con 550 afiliados, ha ganado peso como azote de la consejería y aspira a competir con ELA por el espectro nacionalista.
- Sipe. Con apenas 300 asociados, ha destacado por su labor en los tribunales contra las decisiones de Interior. Quiere triplicar sus dos delegados actuales.
- Euspel. En las últimas elecciones sindicales se impuso Erne con un 38% de los votos y 24 delegados. ELA, que había ganado cuatro años antes, obtuvo 19 representantes, mientras que CC OO se quedó en 8Muy potente en Álava, pese a sus escasos 300 afiliados, aspira a obtener el mayor número de sufragios en el territorio y también a ganar presencia en Guipúzcoa y Vizcaya.
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