Muchos profesionales sin trabajo, pocos con subsidio
La decana pide ayuda pública para dar cursos de 'reciclaje'
"El drama es que hay muchos arquitectos sin trabajo, pero muy pocos cobran el paro. No engrosan las listas porque no estaban laboralizados, trabajaban como autónomos en un régimen de colaboración", asegura la decana del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), Paloma Sobrini. "Y ya no es solo que no haya trabajo, sino que el que hay no se cobra. El promotor dice que no ha vendido los pisos y que no puede pagar. Eso todavía me preocupa más", añade.
La crisis del ladrillo ha teñido de negro el panorama de estos profesionales (11.500 colegiados en Madrid). "Nuestro sector está sufriendo un descalabro tremendo que no hemos causado nosotros", prosigue la decana. Su antecesor, Ricardo Aroca, abunda en la idea: "La culpa no es del ladrillo, sino de todo el mundo. Los grandes beneficiados han sido los dueños de suelo. Había un ansia especulativa y, si no se hubiera construido tanto, los pisos habrían sido más caros". "No se puede echar la culpa a la oferta, sino a la demanda. Se culpa al ladrillo del desafuero económico", reflexiona el ex decano, que también dirigió la Escuela Técnica Superior de Arquitectura.
"Todos estamos en dificultades, y algunos pasándolo muy mal. El Estado ha ayudado a otros sectores, y no a la construcción, que trajo años de bonanza", plantea Aroca. ¿Qué hacer cuando el trabajo escasea o se esfuma? "Habrá que hacer otras cosas, tener espíritu empresarial", responde.
"Los arquitectos somos humanistas con alma politécnica", afirma Sobrini. Amén de planes de urbanismo y edificación, que han centrado el grueso del trabajo en los últimos años, pueden volcarse en otras tareas. "Hay que potenciar otros campos, como la rehabilitación, el diseño de interiores y exteriores, la sostenibilidad", enumera. La decana pide ayuda pública para poner en marcha cursos de reciclaje para los profesionales, cuya cifra va en aumento.
Aroca relata que cuando él acabó la carrera, en 1968, se titulaban "100 arquitectos al año". "Ahora salen 2.000 y la actividad no se ha multiplicado por 20". Pese a todo, deja hueco al optimismo. "He vivido otras situaciones, no tan graves pero similares, y luego las cosas cambian. En cuatro o cinco años se ha construido casi el doble de lo que se debía y en otros cuatro o cinco años acabará normalizándose la situación", aventura.
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