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Arquitectos con el agua al cuello

El Colegio Oficial, cuyos ingresos siguen descendiendo en picado por la crisis del ladrillo, vende su último gran edificio para financiar la nueva sede

De alquilar un teatro, a pedir prestado un salón de actos. A comienzos de este mes, el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) celebraba uno de sus actos tradicionales: la entrega de insignias a quienes cumplen 25 o 50 años de profesión. Los organizadores ahorraron hasta en las insignias: las de las 30 arquitectas eran de hombre (13 euros menos). Un ahorro de casi 400 euros aunque las chaquetas femeninas carezcan de ojal para emblemas. En el COAM corren malos tiempos. Para sus asociados (11.500), también.

La crisis del ladrillo ha segado los ingresos colegiales. La fuente principal, los visados (el preceptivo visto bueno a proyectos, dirección de obra, etcétera), ha caído de los 12,3 millones (sin IVA) de 2006 a los 6,2 del año pasado, según la información interna del colegio. Una caída ligeramente superior al 50%. Y la cosa sigue por los mismos derroteros: entre enero y agosto de este año el colegio solo había recaudado 3,6 millones por este concepto que llegó a cubrir hasta el 80% del presupuesto. "No se están cumpliendo las previsiones de ingresos", advertía por carta la decana, Paloma Sobrini, a sus compañeros el pasado julio. Así justificaba la derrama extraordinaria de 147 euros pagadera en tres plazos, hasta 2012, que se suma a la cuota colegial.

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La "economía de guerra" -según la misiva- ha permitido reducir los gastos un 42,6% en dos años, incluidos los de personal (suponen más de la mitad). Dos expedientes de regulación de empleo han rebajado de 140 a 110 la cifra de empleados. Además, se han cerrado tres delegaciones (dos en Madrid y una en Majadahonda) y se alienta el visado telemático.

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"Un tercio de los empleados trabaja de forma rotatoria y el resto del tiempo cobra el paro", detalla la decana a EL PAÍS. "El problema del COAM es que no tenía una vía coherente de ingresos y gastos: se financiaba con el trabajo de sus miembros. Además, la ley ómnibus

[aprobada en 2009, que remodela los colegios profesionales] se carga la solidaridad y, por ejemplo, no podemos financiar la formación con los ingresos de los visados", añade Sobrini, que no facilita los datos presupuestarios.

La crisis golpea cuando el COAM está embarcado en la construcción de una nueva sede, de mayor tamaño, en las antiguas Escuelas Pías de San Antón (calle de Hortaleza). Merced al convenio con el Ayuntamiento, y a tenor de la información facilitada a los colegiados, el COAM se encarga de construir tanto su sede futura (12.311 metros cuadrados, cedidos durante 75 años) como una escuela de música, un edificio de equipamientos, ambos municipales, y 466 plazas de aparcamiento. De ellas, 266 para vender. En total, 35.000 metros cuadrados. Además, debe rehabilitar el exterior de la iglesia de San Antón. Las obras, iniciadas en marzo de 2008, avanzan a buen ritmo tras acumular un retraso de 11 meses por su dificultad y la complicada estabilización del ábside de la iglesia. El presupuesto de la operación, aprobado por el COAM a finales de 2007, era de 45 millones de euros. La decana asegura que se ha quedado en 38,6.

La idea era financiar la nueva sede con la venta de la actual (en la calle de Barquillo, 12, realizada hace dos años por una cantidad que Sobrini no concreta, aunque insiste en que "se vendió muy bien") y la de las 266 plazas de garaje, que debe autorizar el Ayuntamiento y tienen un precio tasado. Pero también se ha puesto en venta otro patrimonio (tres naves en la periferia y un almacén y un local en el centro), aunque solo parte ha encontrado nuevo dueño, según la información facilitada a los colegiados.

Y ahora el colegio quiere vender la última joya de la corona, la sede de su Fundación Arquitectura COAM, un edificio en la calle de Piamonte, 23. Su precio oscila entre 6,5 y 7 millones de euros, según Sobrini. Asegura que hay varios interesados. El plan es que el importe de la venta pase al Colegio y que la Fundación compre, a precio tasado, el espacio que ocupará en San Antón. Esta operación "aliviará" la factura final, según Sobrini. No obstante, se ha solicitado una hipoteca "ante un posible desfase". Se pagaría con el alquiler de espacios en el nuevo edificio, listo en 2011. "El coste de la nueva sede está muy controlado", tranquiliza la decana. "No supone una complicación económica".

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