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Entrevista:APICHATPONG WEERASETHAKUL | Director de cine

"Me gustan los filmes de desastres"

Gregorio Belinchón

Delante de Apichatpong Weerasethakul (Bangkok, 1970), hay que tener las cosas muy claras. El director tailandés entiende una entrevista como una partida de pimpón, con sus golpes largos y sus dejadas. Si sobre la mesa salen temas políticos, cinematográficos o incluso íntimos, Weerasethakul querrá saber con precisión la cuestión: no divaga, puntualiza e ilustra. Su cine siempre ha sido parecido: no vale con ponerse delante de la pantalla, sino que el público debe dialogar con ella. Con su El tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas (que se estrenará en España el 3 de diciembre) ganó la Palma de Oro de Cannes y compite ahora en el Festival de Sitges, porque, como asegura Ángel Sala, responsable del certamen, "tenemos una programación abierta". Y sí, en El tío Boonmee... hay fantasmas y reencarnaciones, pero también lírica, algo de cine contemplativo, y un paisaje duro, seco. "La película transcurre en el noreste de mi país, una zona con un historial de violencia en los años sesenta y setenta, de ahí las notas políticas que ilustran el relato".

"La peor censura es la que nos creamos por el pasado y la educación"
"Como a muchos, no me asusta la muerte sino cómo vamos a morir"

La novela original en la que se basa su último largometraje no contenía todos los fantasmas que aparecen en el filme, sino que Weerasethakul los ha añadido en homenaje a su infancia. "Eso también pega el relato a la zona en donde nací. También rehuí la manera de mostrar los fantasmas del cine japonés, coreano o incluso hollywoodiense, porque guardar las formas, ser clásico en el punto de vista, me acerca a mi tierra". ¿Eso quiere decir que cree en la reencarnación, como muchos de sus vecinos? "No creo que pueda usar el verbo creer, podría sonar a tontería. Puede que exista, pero es imposible saberlo, solo se puede averiguar desde el interior de cada uno y si no mueres, va a ser complicado. Bueno, tal vez meditando y entrenando tu mente, aunque no es un descubrimiento científico que ocurra de repente. El ser humano usa una porción muy pequeña de la capacidad de su cerebro, así que... No creo en un dios o en dioses, y sí en otros posibles universos, en múltiples energías".

Por eso, asegura, lo más cercano a la reencarnación es el cine: "Preserva la memoria, ves películas con actores que ya han muerto...". Y de paso ha reflexionado sobre su propia muerte. "La película me ha obligado a ello. Todos vamos a morir. Como a muchos, no me asusta la muerte, sino cómo vamos a morir". La lucha de Weerasethakul contra la censura, un tira y afloja duro, se ha relajado en los últimos tiempos: "Cuando estrené Tropical malady era todo mucho más complicado, yo rozaba temas muy delicados. Pero la censura ha pasado ahora a depender de la policía al Ministerio de Cultura, y tenemos hoy un sistema de ranking por edades que me parece una buena idea: este filme, por ejemplo, no es para niños. A veces la peor censura es la autocensura que nos creamos los cineastas por la educación y el pasado, que estrecha nuestras miras". Lo que no quita que el cineasta no siga con ciertos problemas. En esta ocasión ha dado libertad a su lado político en una instalación artística, Primitive project. "Es una especie de satélite de la película. Si ves todo el conjunto entiendes su significado, como refleja la memoria de la zona donde rodamos la película, pero se puede ver El tío Boonmee... sin necesidad de conocer Primitive project".

Weerasethakul afila sus ojos detrás de las gafas cuando se plantea el reto que ha supuesto rodar por primera vez un filme alejado de su mundo habitual, con un guión adaptado y no original. "El reto lo afronté meditando. Estaba atascado, y limpié mi mente. Empecé de cero. Me aproximé de manera muy diferente al centro de la película". Curioso camino el del tailandés, que de niño disfrutaba con Indiana Jones e incluso estudió en EE UU; ahora su cine está en el término opuesto. "No te creas. Nunca he dejado de pensar en Hollywood como elemento inspirador. Son los mejores en efectos especiales, y no puedes negarte a ver cómo Hollywood empuja el futuro del cine en un sentido, con esos trucos digitales. A mí me gustan las películas hollywoodienses de desastres".

¿No le importa ser considerado un director festivalero? "En absoluto, los certámenes son una plataforma de lanzamiento de películas como las mías que, si no, no tendrían manera de exhibirse y popularizarse". Y por eso reconoce que la Palma de Oro le ha cambiado la vida: "Ahora me llegan propuestas de muchos sitios, como que ruede en Argentina. Se me abren campos que quiero explorar. Me apetece ser ambicioso y ver qué pasa con mi carrera, arriesgarme con presupuestos más grandes e historias diferentes. En ello ando".

El cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul.
El cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul.GIANLUCA BATTISTA
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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.
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