Tácticas de mercado
Con el cine de Bigas Luna no caben las medias tintas. La nula capacidad del realizador catalán para atacar una película con el freno de mano puesto (y esto es una virtud) le suele llevar a componer provocativas bombas, a medio camino entre la genialidad y la sandez, que a veces incendian la platea y provocan sensaciones perdurables, ya sea por lo repulsivo, ya sea por lo excitante (Bilbao, Angustia, Jamón, jamón, La teta y la luna), mientras otras solo conllevan estupefacción, vergüenza ajena (Huevos de oro, Volavérunt, Bámbola). Lamentablemente, Didi Hollywood, su último trabajo, fábula moral de corte erótico sobre el ascenso al trono de Hollywood de una camarera madrileña con ínfulas de actriz, pertenece al segundo grupo. De hecho, es la peor película de su, en general, interesante carrera, y eso que era difícil superar lo de Bámbola.
DIDI HOLLYWOOD
Dirección: Bigas Luna.
Intérpretes: Elsa Pataky, Paul Sculfor, Peter Coyote, Flora Martínez.
Género: drama erótico. España, 2010.
Duración: 100 minutos.
Decir que el guión del propio Bigas y de Carmen Chaves está lleno de lugares comunes acerca de la profesión de actriz, de la amistad entre mujeres, de la inmigración, del trabajo basura, del aprovechamiento de los hombres, de los magnates de Hollywood, de sus fiestas, de sus estrenos y de su prensa, sería decir poco, porque parecería un piropo. Simplemente parece el libreto de un aficionado, acompañado de una fotografía horrorosa y una puesta en escena pedestre. También sería fácil enjuiciar a Elsa Pataky, pero ella no tiene la culpa. Aunque lo que resulta imposible obviar es el modo en el que Bigas ha filmado a la decena de periodistas de los medios de comunicación más importantes de este país (¿habían leído ese guión?), colaboradores de la producción en una secuencia donde la actriz es sometida a una batería de preguntas acerca de su carrera: en primerísimo plano, sin venir a cuento y otorgándoles un protagonismo tan exagerado como dudoso sobre las intenciones del director. ¿Qué era más importante, ver las reacciones del personaje ante las cuestiones, o mostrar bien a los cronistas que luego pueden (o no) ayudar a dar cancha a la película en la hora del estreno? Solución al enigma en estos días.
Babelia
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