Un sistema en cuestión
No hay un día que la radio pública estadounidense no informe a sus oyentes sobre lo que deben hacer ante la confusión reinante, con casos que son un verdadero escándalo, como el de Jason Grodensky. Su casa en Florida fue desahuciada por Bank of America en julio, después de que la entidad recibiese la debida autorización judicial. Y eso a pesar de que Grodensky pagó su casa en metálico, ni siquiera tenía hipoteca.
Fue un error técnico, señalan desde el banco. Jason es uno de los potenciales propietarios que quieren aprovechar los bajos precios para hacerse con una vivienda que no podría haberse costeado en 2006, cuando el mercado de la vivienda tocó techo. Una cuarta parte de las ventas en EE UU son de viviendas consideradas bajo estrés. Cuanto antes se vendan, antes se estabilizará el mercado.
"Contraten los servicios de un abogado, incluso si no pueden pagar la luz, porque puede salvar su casa", coinciden los expertos que pasan por los medios de comunicación. Se dirigen a los propietarios con el agua al cuello. Eso, dicen, ayudará a los jueces a ver mejor las cosas, cuando las entidades hipotecarias presenten sus casos para recibir la autorización del desahucio.
Pero el problema es mucho más complejo. Justo cuando se creía que las cosas empezaban a ir a mejor, no está claro si las entidades tienen el derecho legal de embargar las viviendas, por cómo está estructurado el préstamo. Las organizaciones defensoras del consumidor ya alertaron a las autoridades de que el sistema está diseñado para favorecer a los bancos.
La integridad de la industria hipotecaria vuelve así a estar en cuestión y el limbo actual puede acabar haciendo daño a toda la economía. La Administración de Obama se encuentra en una difícil situación, porque desde hace meses está dando incentivos a las entidades para que modifiquen los términos de las hipotecas problemáticas de propietarios honestos.
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