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Reportaje:

El aullido poético de Norma Jean

Un libro recoge los versos inéditos de Marilyn Monroe, sobrecogedor retrato de la cara más amarga del mito - La muerte, el desamor y la soledad son algunos de sus temas

Elsa Fernández-Santos

Marilyn Monroe leía y escribía de manera compulsiva desde su adolescencia. Lo hacía en los tiempos muertos de los rodajes, en los monótonos días en hoteles, durante sus reincidentes crisis emocionales y, también, durantes los escasos momentos de felicidad que tuvo. Anotaba sus pensamientos, caóticos a veces, poéticos casi siempre, en cuadernos, hojas sueltas o facturas. Escribió sobre la muerte, el suicidio, el abandono, el desamor y el miedo. Habló de su soledad y, entre notas de recetas de cocina, cartas a sus médicos y deseos cotidianos, pidió socorro en silencio en versos desolados: "Vida- / soy de tus dos direcciones. / De algún modo permaneciendo colgada hacia abajo / casi siempre...".

Escribía en hoteles solitarios, en los rodajes, en sus crisis emocionales...
Anna Strasberg, viuda de su maestro Lee Strasberg, guardó los textos

El libro Fragmentos, que en España edita Seix Barral, saldrá a la venta en todo el mundo el próximo 6 de octubre (El País Semanal ofrecerá en exclusiva un amplio adelanto este domingo con fotos y textos inéditos). El volumen reúne por primera vez los poemas y escritos inéditos de la actriz, documentos que muestran la otra cara de una mujer obsesionada con encontrar su identidad en un sistema que le negaba cualquier pulsión propia, creativa e intelectual. Una mujer que se sintió acorralada por un papel del que -en el fondo- no la dejaron salirse nunca, el de la rubia tonta que le obligaron a interpretar hasta su trágica muerte, en 1962.

Todas sus pertenencias fueron heredadas por su profesor en el Actors Studio, Lee Strasberg. Durante casi cuarenta años las cajas que contenían todos sus efectos personales han estado selladas, hasta que Anna Strasberg, viuda del maestro, ha decidido desempolvarlas para su publicación. En su biblioteca había libros de historia, novela y ensayo. De Walt Whitman a James Joyce, Samuel Beckett, Gustav Flaubert, Jack Kerouac, Fiodor Dostoievsky o John Steinbeck. Entre sus poetas favoritos, Milton y entre sus pintores, Goya: "Conozco bien a ese hombre, tenemos los mismos sueños, llevo desde pequeña teniendo los mismos sueños", escribió una mujer marcada por una infancia atroz, huérfana de padre y víctima de una madre loca que jamás se hizo cargo de ella. De su infancia, Marilyn recordaba con especial pavor el día que tirotearon en su presencia a su perro Tipp, escena que le dejó de por vida su tono de voz titubeante.

Era una mujer insegura, triste, depresiva y autodestructiva. También era alegre, o como decía ella: "Sé que nunca seré feliz pero sé que ¡puedo ser muy alegre!". Sus escritos son la huella de las subidas y bajadas de una personalidad extremadamente sensible que le hizo dar tumbos entre maridos, amantes, hospitales y rodajes hasta su muerte a los 36 años. Adicta a las pastillas, vivía condicionada por un desquiciante pulso con el insomnio: "Anoche volví a pasar despierta toda la noche. A veces me pregunto para qué sirve el tiempo nocturno. Casi no existe para mí, todo me parece un largo y horrible día".

Stanley Buchtahl y Bernard Comment, editores de Fragmentos, escriben: "Algunos de estos textos darán lugar a interpretaciones y comentarios. Pero no hay en ellos nada sucio, ni de baja estofa, nada de cotilleos. Intimidad sin exhibicionismo, medición sísmica del alma". En el prólogo del libro el escritor Antonio Tabucchi habla de una personalidad "intelectual y artística" que ni los biógrafos podían sospechar. "La imagen que Marilyn ha dejado de sí misma esconde un alma que pocos sospechaban. De gran belleza, es un alma que la psicología barata calificaría de neurótica, como se puede calificar de neurótico a todo el que piensa demasiado, a todo el que ama demasiado, a todo el que siente demasiado".

De sus textos mecanografiados cuando apenas tenía veinte años, y en los que describe al detalle sus sentimientos al descubrir la infidelidad de su primer marido, James Dougherty, a los poemas emborronados y extrañamente puntuados de los últimos tiempos. Muchos de ellos, dedicados a su tercer marido, el dramaturgo Arthur Miller. Ella escribe del desamor de un hombre que todavía amaba: "Mi amor duerme junto a mí / en la débil luz -veo su viril mentón / aflojarse -y la boca / de su adolescencia regresa/ con una blandura más blanda/ su sensibilidad temblando / en la quietud / sus ojos tienen que haber excrutado el exterior / maravillosamente desde la gruta de su/ adolescencia -cuando las cosas que no entendía- / las olvidaba/ pero tendrá este mismo aspecto cuando esté muerto / oh hecho insoportable e inevitable / pero ¿preferiría que llegase la muerte / de su amor antes que la suya propia?".

Pero quizá nadie fue más certero a la hora de explicar la tragedia de Marilyn Monroe que el escritor Norman Mailer, quien al preguntarle por el suicidio de la actriz dijo: "Para sobrevivir habría tenido que ser más cínica o por lo menos estar más cerca de la realidad. En lugar de eso era una poeta callejera intentando recitar sus versos a una multitud que le hacía jirones en la ropa".

'EL PAÍS SEMANAL' ofrece en exclusiva el próximo domingo un autorretrato del mito a partir de fotografías y poemas inéditos de la época dorada de la actriz Marilyn Monroe.

Marilyn consulta un libro sobre Goya en 1953.
Marilyn consulta un libro sobre Goya en 1953.MPTVIMAGES.COM

Versos inéditos sobre el suicidio

Ay maldita sea me gustaría estar

muerta -absolutamente no existente-

ausente de aquí de

todas partes pero cómo lo haría

Siempre hay puentes -el puente de Brooklyn

Pero me encanta ese puente (todo se ve hermoso desde su altura y el aire es tan limpio) al caminar parece

tranquilo a pesar de tantísimos

coches que van como locos por la parte de abajo. Así que

tendrá que ser algún otro puente

uno feo y sin vistas -salvo que

me gustan en especial todos los puentes -tienen

algo y además

nunca he visto un puente feo.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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