Fontcuberta, expoliado en Aviñón
Una banda de ladrones roba 40 obras del fotógrafo valoradas en 200.000 euros
"Estoy aún en estado de shock. Cuando la policía francesa me llamó para comunicarme que me habían robado todas las obras de una exposición no me lo podía creer". Joan Fontcuberta aún no puede dar crédito a que una banda penetrara en el Monasterio de la Chartreuse de Aviñón para robar todas las fotografías de la muestra Milagros y co.
El robo se produjo durante la noche del sábado al domingo, pero no fue hasta ayer por la mañana cuando se le notificó el hecho al artista, Premio Nacional de Fotografía en 1998. Según los investigadores, fue un robo de guante blanco, llevado a cabo por varias personas. "Tuvieron que desconectar las alarmas, saltar una tapia e introducirse en el interior del centro. Allí había dos muestras mías: Milagros y co y Sputnik y solo robaron las obras de la primera. Por ello los investigadores piensan que se trata de un trabajo de encargo", explica Fontcuberta. Los criminales se quedaron en las salas más de una hora, ya que tuvieron que sacar de su marco unas 40 fotografías valoradas entre 4.000 y 6.000 euros cada una. Las fotos fueron recortadas con una cuchilla limpiamente.
A raíz de lo sucedido, Fontcuberta ha decidido aumentar las medidas de seguridad de su estudio y almacén de La Roca, un pueblo en las afuera de Barcelona. "Hasta ahora nunca había pensado poder convertirme en un objetivo. Ni siquiera me había percatado que una fotografía pudiese ser un botín apetecible. A veces en una exposición se produce algún que otro robo impulsivo, aunque jamás había oído algo así. Si ha sido un coleccionista loco, con lo que debe costar organizar un robo así, casi le convenía comprarme las obras", dice Fontcuberta.
Milagros y co es una especie de relato de ficción en imágenes. Cuenta la historia de un periodista que se introduce bajo disfraz en un monasterio de Finlandia, para desenmascarar una secta de falsos monjes que aseguran enseñar a hacer milagros. "Se trata de una crítica a las modas new age y a toda la espiritualidad barata y a la carta que nos rodea. Así que al principio, tratándose de un tema sensible y de cierta forma vinculado a la religión pensamos que pudiera tratarse de vandalismo, pero los investigadores lo ha descartado totalmente". concluye el fotógrafo.
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