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Mercè 2010

Fuego, circo y danza se adueñan de la Mercè

Miles de barceloneses acuden a Montjuïc y al tradicional 'correfoc'

"Montjuïc no quiere ser un parque de estatuas fuera de tiempo", dice Joan Margarit, pregonero de las fiestas de la Mercè de este año, en uno de sus poemas. Ayer, estos versos colgaban en un panel del castillo de Montjuïc. Y los barceloneses respondieron con creces a su llamada: Autobuses llenos, largas caminatas y grandes colas para acceder al funicular y al teleférico. El día acompañaba y miles de personas se desplazaron hasta la montaña para ver en directo alguna de las actividades programadas.

Las familias de la ciudad se entremezclaron con los turistas en la fortaleza, donde no había militares, sino payasos y artistas. En la carpa instalada en sus jardines se concentraron las actuaciones circenses, mientras que en el escenario la orquesta Always Drinking Marching Band amenizó con humor, trompetas y tambores a cientos de espectadores. Dentro del castillo un camarero -Akirachan- se olvidó por unos momentos de servir copas para realizar malabares al ritmo de música flamenca.

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Pop masivo, delicadezas melódicas y pantalones de vinilo

Igual de animado estuvo el Teatre Grec. Hasta hoy el anfiteatro se convierte en un auténtico canto a la diversidad cultural gracias a Dakar, ciudad invitada a los festejos de la Mercè de este 2010. Se realizaron cursos de wolof, una de las lenguas más habladas de la capital del Senegal, y árabe. Pronunciar correctamente "Salaam Aleikum" era la primera lección. Pero también tuvieron mucho éxito los talleres de trenzas, de elegancia femenina y de reciclaje que se celebraron en los jardines del recinto. Además, decenas de senegalesas afincadas en Barcelona prestaron sus vestidos a chicas de todas las edades, para terminar desfilando en un pase de modelos repleto de colorido. Y en el escenario, la danza de Anna Mbengue hizo batir palmas a un público entregado que buscó cualquier rincón de sombra para soportar mejor el calor.

Ya por la tarde, la acción se concentró en las calles del centro de Barcelona de la mano del tradicional correfoc. Desfilaron por toda Via Laietana demonios, dragones y monstruos de ultratumba, esparciendo fuego, pólvora y estrépito por doquier y creando una auténtica puerta del infierno.

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