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EE UU ejecutará a una mujer por primera vez en cinco años

La condenada, cómplice del asesinato de su marido, roza la discapacidad mental

Yolanda Monge

Si el Tribunal Supremo de Estados Unidos no interviene en el último momento, a las nueve de la noche de mañana jueves Teresa Lewis será ejecutada en el Correccional de Greensville (Virgina) con una inyección letal, método que la condenada a muerte ha preferido a la silla eléctrica.

Si los recursos de última hora fallan, Lewis pasará a la historia con el triste honor de ser la primera mujer a la que el Estado de Virginia quita la vida en casi un siglo -ninguna mujer ha sido ejecutada desde 1912- y la primera ejecutada en EE UU desde 2005. Desde que el país restauró la máxima pena en 1976, 11 mujeres han sido ejecutadas y 61 esperan su turno en el corredor de la muerte.

En un país acostumbrado a la pena capital -con más de 1.220 homicidios legales desde el año 76-, el caso de Lewis ha provocado la indignación de quienes reclaman clemencia para la condenada debido a que su coeficiente intelectual roza el límite establecido para considerar a una persona discapacitada mental (Lewis posee un 72 y el límite está en 70). En el año 2002, el Supremo declaró inconstitucional aplicar la pena de muerte a personas con discapacidad mental.

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Teresa Lewis, de 41 años, fue condenada a muerte por su colaboración en el asesinato de su marido y el hijo de este el 30 de octubre de 2002. Según la sentencia, lo hizo para cobrar el seguro de vida de ambos. Lewis nunca apretó el gatillo. Lo hicieron su amante, Matthew Shallenberger, y un tercer implicado, Rodney Fuller, quienes recibieron condenas a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional -Shallenberger se suicidó en la cárcel en 2006-.

La dura sentencia aplicada por el juez a Lewis -que calificó a Lewis con una referencia bíblica: la serpiente- levantó críticas por parte de quienes consideraron que el género de la acusada había sido un factor que jugó en contra de Lewis. "Cuando las mujeres cruzan ciertas líneas y cometen crímenes atroces y se salen del papel que la sociedad les atribuye, son castigadas con más dureza y consideradas más diabólicas que los hombres", asegura Richard Dieter, director del Centro de Información sobre la Pena de Muerte (DPIC, en sus siglas en inglés).

El gobernador de Virginia, republicano y defensor de la pena de muerte, denegó la semana pasada la clemencia para Lewis. El gobernador declaró que "ningún doctor" había concluido que padeciera retraso mental.

El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, de visita en Estados Unidos para asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, ha usado el caso de Lewis como excusa para justificar la condena a morir lapidada de la iraní Sakineh Mohammadi Ashtianí. "Una mujer está siendo ejecutada en Estados Unidos y nadie protesta", dijo Ahmadineyad, para a continuación denunciar "la campaña mediática contra Irán" por el caso de Ashtianí.

Teresa Lewis.
Teresa Lewis.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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