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La Xunta inicia un puente sobre la ría de Noia sin autorización de Costas

El ministerio de Espinosa exige cambios en el proyecto para permitir la obra

El Ministerio de Medio Ambiente no ha autorizado aún la adscripción de los espacios en dominio público marítimo-terrestre necesarios para el puente sobre la ría de Noia (A Coruña) que la Xunta ya comenzó a construir. El actual Ejecutivo gallego del PP puso el acelerador en su empeño de retomar y llevar adelante esta obra diseñada y prometida por la Xunta de Fraga cuando era conselleiro Alberto Núñez Feijóo y que el bipartito había anulado. Pero tanto apuró que puso el carro antes que los bueyes y aún está negociando para obtener el imprescindible informe favorable del Estado.

En julio, se adjudicó la construcción a Puentes y Calzadas por valor de 38,2 millones y hace unas semanas ya comenzaron los trabajos de desbroce para una nueva carretera que incluye un viaducto de casi kilometro y medio que atravesará la ría. Pero aún no cuenta con la autorización de Medio Ambiente, que mantiene objeciones al proyecto. Las negociaciones para solventarlas seguirán la próxima semana.

El Gobierno central advierte que faltan por "concretar aspectos técnicos"

Al ministerio nunca le gustó el proyecto de la Xunta, como dejó constancia en sucesivos informes. En el último desfavorable, emitido hace unos meses cuando la Xunta ya había licitado la obra e iniciado la expropiación de bienes y derechos afectados, Medio Ambiente condicionaba su autorización a que se solventase varias objeciones a la obra. Advertía además del impacto paisajístico que tendrá ese puente.

Las reuniones entre la Dirección Xeral de Infraestruturas y el ministerio se suceden desde hace semanas con el fin de intentar llegar a un acuerdo para permitir esa obra ya en marcha. Paralelamente el departamento de Elena Espinosa también estaba en negociaciones para desbloquear la oposición de la Xunta a su proyecto para suprimir una vieja escollera de piedra en desuso en la entrada de la ría noiesa, una obra imprescindible para acometer en el futuro el dragado integral y regeneración de un estuario rico en marisco y en lodos.

Al llegar al fin a un acuerdo el lunes para llevar adelante la demolición de esa escollera que obstaculiza la ría, también se resuelve una de las principales objeciones del ministerio al futuro viaducto. Y es que Portos de Galicia aceptó finalmente ceder el espacio de titularidad autonómica sobre el que se sitúa ese viejo canal y sobre el cual se apoyarán algunos de los pilares del nuevo puente. Sin esa cesión, el ministerio alegaba que no podía emitir informe favorable a ese vial. Pero "aún faltan por concretar aspectos técnicos", según fuentes del ministerio, para dar su visto bueno al puente y coordinar su construcción con las obras de demolición de la escollera.

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La próxima semana, Medio Ambiente y la Xunta volverán a sentarse para determinar el uso conjunto de caminos de servicio, la posibilidad de reutilizar las piedras de la vieja escollera o incluso el uso de vertederos autorizados para las obras ya iniciadas del puente. Resuelta la oposición del Gobierno gallego a la supresión del viejo canal de acceso a la ría, el ministerio confía en alcanzar en breve un acuerdo sobre la construcción del puente y emitir un nuevo informe, esta vez favorable.

La nueva carretera, de un total de 4,8 kilómetros que permitirá acceder desde Santiago a las playas de Noia y Porto do Son sin atravesar el casco urbano de una villa saturada de tráfico, está prevista para 2013. Eso sí siempre que el reajuste presupuestario de la Consellería de Medio Ambiente no retrase una obra que la Xunta del PP siempre consideró prioritaria, pese a las protestas vecinales e incluso a un informe contrario de Pesca en el mandato de Fraga por el impacto del viaducto sobre una ría rica en marisco. El coste de la obra, que la Xunta denomina variante de Noia, se incrementó en 2,5 millones sobre el presupuesto inicial con el fin de incorporar, según la consellería, "medidas ambientales y constructivas que minimicen el impacto sobre la ría". Por considerarlo excesivo y por no resolver los problemas circulatorios que padecen Noia y los municipios límitrofes, el bipartito había anulado la construcción del puente y diseñado una alternativa por el interior.

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