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Reportaje:

Un hermoso río que causa urticaria

Desaconsejado el baño en La Muga tras 15 casos de dermatitis

Rebeca Carranco

Victoria Carretero abre su bolso de la playa y enseña un botecito de repelente de mosquitos. "Sirve para las zonas tropicales", indica la mujer, de 63 años, tumbada sobre una toalla frente al río La Muga, en Sant Llorenç de la Muga (Alt Empordà). A su lado, un cartel pegado en un árbol con pinta de centenario, reza: "No se recomienda el baño debido a situaciones de urticaria o alergia que han sufrido algunos bañistas".

Entre los bañistas afectados se cuenta la propia Victoria. Por eso carga con un repelente de mosquitos. "Me metí en el agua y salí llena de picadas. Pero no fue inmediato, surgieron a las 24 horas", explica la mujer. A pesar de los picores y las marcas, algunas aún visibles, no duda en zambullirse de nuevo. La farmacéutica le dijo que lo más probable es que esas "ronchitas" se las hiciese un mosquito fuera del río, no dentro.

El alcalde lamenta que la Generalitat no limpia el caudal "como es debido"

Las amigas de Victoria, y compañeras de municipio de veraneo, tampoco temen a las aguas de La Muga. En especial, Rosa Quíles, de 66 años. "Antes de ayer estaba sola en el río", se vanagloria.La zona solía estar sobreocupada, pero desde el aviso del Ayuntamiento, los bañistas se han mudado un poco más arriba, donde no hay ningún problema.

Otra valiente es Margarita Doñate, de 64 años. Aunque, a diferencia de Rosa, es más bien de bañarse poco en el río. Margarita deja claro que ellas no saben qué provoca la urticaria. "Hay a quien no le ha pasado nada", indica, como a ella misma, a Rosa o a Pepi Rovira, de 65 años, amiga también de las tres mujeres.

En realidad, nadie en el municipio conoce los motivos que han causado una dermatitis leve a más de 15 personas que se han bañado en la zona entre el 15 de julio y el 10 de agosto. El alcalde, Lluis Vila, lo asocia a una reacción a las aguas que van a parar al río, provenientes del municipio. Pero tampoco está seguro.

El jueves pasado varios técnicos del área de salud de la Diputación de Girona tomaron muestras en distintos tramos. La principal hipótesis apunta a unas bacterias propiciadas por las algas como las causantes de las reacciones alérgicas. Se llaman cianobacterias y se caracterizan por producir unas toxinas. Pero sólo es una teoría. Está previsto que en 15 días el laboratorio especializado de Alicante determine el origen del problema.

La diputación descarta que se trate de un insecto, porque no han encontrado ninguno, o de un vertido ilegal de alguna empresa porque no hay industria en los alrededores del tramo afectado. "Sólo hay una granja cercana", indica una portavoz.

El problema es que no es el primer año que las personas que se zambullen sufren reacciones cutáneas. Teresa Gillaumes, de 47 años, vio como a su hija Anna, de nueve años, se le llenaba el cuerpo de picadas el año pasado. "Más de 200", cuenta la mujer junto a su familia en otra zona del río, a unos dos kilómetros del punto conflictivo. "¡Hasta por dentro del bañador me picaban!", añade Anna, con su bicicleta en mano de regreso al pueblo.

Tras el episodio, el Servicio de Control de Mosquitos de la Badia de Roses y el Baix Ter analizó las aguas. Entonces se dijo que eran las larvas de la mosca negra. "Fumigaron dos veces y pensamos que se había arreglado", cuenta el alcalde. Pero no fue así.

Vila insiste en que el río está poco conservado. "Hace cuatro años que la Agencia Catalana del Agua no lo limpia como es debido", se queja. "Se está dejando morir" lamenta. Vila pide además que se construya la depuradora que ya tiene asignada el municipio. "Por ahora no hay señales de su puesta en marcha", se queja. Sant Llorenç de la Muga viva cada verano un aumento considerable de población que conlleva problemas para la gestión de los residuos en una localidad tan pequeña (213 habitantes).

Lo que está claro, según el alcalde, es que las aguas no están mal, lo que cierra cada vez más el círculo. Los bañistas, tanto los que siguen ahora acudiendo a esa zona del río, como Victoria, Pepi, Rosa y Margarita, como los que se han trasladado un poco más arriba, como Teresa y sus hijos, apuntan otra nueva hipótesis: una barrera de arena hecha por el hombre. Es una especie de pasarela que permite que se forme una pequeña balsa. La parte buena es que permite que la gente se puede bañar porque contiene el agua. La mala es que el río se estanca. Pero los lugareños le quitan hierro al asunto.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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