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EE UU suavizará las restricciones para viajar a Cuba sin levantar el embargo

Obama quiere permitir de nuevo las visitas culturales y deportivas a la isla

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está preparando nuevas modificaciones de la política migratoria con Cuba, para facilitar y flexibilizar las visitas a la isla y el envío de dinero a sus residentes, aunque sin levantar el embargo que pesa sobre el régimen comunista de La Habana desde los años sesenta.

Obama ha adelantado a diversos líderes del Congreso su intención de permitir que personal docente y académico y grupos religiosos, deportivos y culturales viajen con más facilidad a Cuba, revirtiendo una serie de duras medidas migratorias impuestas por su predecesor. Las relaciones de EE UU con el Gobierno de los hermanos Castro durante la presidencia de George W. Bush se caracterizaron por una serie de encontronazos, fomentados en parte por el decidido apoyo de Washington a la disidencia en la isla.

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Según fuentes del Congreso, la intención de la Casa Blanca es volver a la política vigente durante los años de Gobierno de Bill Clinton: fomentar el contacto persona a persona facilitando las visitas de intercambio, sea este educativo, deportivo, cultural u organizado por congregaciones religiosas. El diario The New York Times fue el primero en informar de estos cambios, en su edición de ayer. Fuentes del Departamento de Estado anunciaron ayer que la Casa Blanca no dará detalles específicos de las nuevas reglas de viaje hasta dentro de unas semanas.

En 2003, Bush restringió los intercambios estudiantiles vigentes hasta la fecha, el segundo motivo más frecuente de viaje a la isla desde EE UU, según el Departamento de Estado. Al año siguiente endureció todavía más las condiciones de viajes de cubano-americanos a Cuba. Solo podrían efectuar un viaje cada tres años, de 14 días de duración como máximo, y para visitar a familiares directos: esposos, hijos, hermanos, padres, abuelos o nietos. El gasto diario que podían hacer en la isla se redujo a menos de la mitad, de 130 a 40 euros, aproximadamente.

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Bush eliminó, además, los permisos de viaje concedidos a deportistas aficionados para participar en competiciones y las licencias de visita a instituciones educativas secundarias. Redujo el máximo de estancia en Cuba a miembros de organizaciones institucionales, de 24 a 12 meses. Y, como medida última para evitar que los turistas viajaran a Cuba con la excusa falsa de un intercambio educativo universitario, obligó a que ese tipo de viajes duraran, como mínimo, 10 semanas.

Como candidato, Barack Obama se comprometió a buscar nuevas vías de diálogo con el Gobierno de la isla. En abril del año pasado, cuatro meses después de acceder a la presidencia, sometió a la política impuesta por Bush a una primera e importante revisión: permitió que personas de hasta tercer grado de consanguinidad, como primos segundos, viajen a la isla tantas veces y tantos días como deseen y que lleven con ellos hasta 3.000 dólares (2.300 euros) en metálico.

El presidente puede efectuar cambios en la política migratoria por decreto y sin tener que someterlos a la votación del Congreso. Pero cuenta, de antemano, con la oposición de buena parte de la comunidad cubano-americana, con un peso considerable en Miami y en Washington. El único senador hispano en el Capitolio, el cubano-americano y demócrata por Nueva Jersey Robert Menéndez, dijo ayer en un comunicado: "Este no es el momento adecuado para reducir la presión sobre el régimen de Castro. Facilitar los viajes y el envío de remesas le ofrecerá al régimen una inyección de dinero que necesita para ampliar el reinado de opresión y violación de los derechos humanos".

El pasado 30 de junio, el Comité de Asuntos Agrícolas de la Cámara de Representantes votó a favor de levantar la prohibición de que los ciudadanos estadounidenses viajen a la isla. La iniciativa debe pasar todavía por el pleno de la Cámara antes de ir al Senado. Es un largo proceso para una medida que bien podría quedar en el olvido en este año electoral.

Los tres ex presos cubanos que ayer llegaron a Madrid negaron que las liberaciones anunciadas el 7 de julio por La Habana conlleven una apertura del Gobierno. "El régimen está ganando tiempo", coincidieron Efrén Fernández, Regis Iglesias (en la foto) y Marcelo Cano. Con ellos, ya son 23 los prisioneros de conciencia que han sido enviados a España en el último mes.

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