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Análisis:ANÁLISIS | La salida de la crisis
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿En qué quedamos?

Alejandro Bolaños

De repente, la economía alemana va como un cohete. A su estela, la zona euro se marca el mayor incremento del PIB en cuatro años. Con los datos de la primavera en la mano, Europa deja de ser el alumno rezagado de la recuperación. La misma Europa que ha teñido de rojo los mercados esta semana. La misma que ha vuelto a llenar de temor e incertidumbre, viejos conocidos de esta crisis, los informativos y titulares de prensa de medio mundo. Cualquiera diría que periodistas y analistas sufren los efectos de una extraña insolación agosteña que les hace decir, sin solución de continuidad, una cosa y la contraria.

¿De repente? Alemania exhibe su mayor crecimiento desde la reunificación (y de eso, como dice la canción, hace ya 20 años) y la Bolsa alemana reacciona con otro descenso. La misma relación vale para la zona euro y el resto de Bolsas europeas. En el lenguaje del dinero (de ganar o perder mucho dinero), la traducción es automática: las estadísticas dialogan con el pasado, los mercados preguntan al futuro. La buena evolución económica del segundo trimestre se daba por descontada, lo que vale ahora es cualquier noticia (los balances de los bancos irlandeses, las declaraciones de Zapatero, las vueltas de tuerca al presupuesto griego que vendrán) que dé una pista del futuro. Financial Times y The Wall Street Journal, los medios más próximos al poder financiero, abrían las ediciones del viernes, poco antes de conocerse los datos, con una nueva entrega de dudas sobre el horizonte de la zona euro.

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Lo que tienen que decidir los inversores, los que financian la deuda de Estados, empresas, bancos y familias (así está montada la cosa), es si la recuperación mantendrá el tipo o volverá a echar el freno. Por ahora, mantienen la inercia de los últimos días, plagados de noticias pesimistas sobre lo que ocurrirá en la segunda mitad del año, y apuestan a la baja.

Está por ver que los datos del segundo trimestre en Europa sirvan para contener la marea. Todo depende de si los mercados ponen el acento en que fueron mejores de lo esperado (y una prueba más de que las exportaciones alemanas son las que más ventaja sacan de las depreciaciones del euro). O si prefieren fijarse en que el crecimiento de algunos miembros de la zona euro (España, Irlanda, Grecia, Portugal) es aún débil o inexistente. El repunte de las primas de riesgo (el diferencial con el bono alemán) en estos países, bautizados como periféricos, apunta por dónde van los tiros.

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