_
_
_
_
Reportaje:

Minimalismo marroquí

Echakhch lleva la política mundial a La Capella del Macba

Un conjunto de 14 palos de bandera, sin banderas, parece que se sostengan unos a otros en el espacio casi sagrado de La Capella del Macba. Están allí, desnudos, sin orden, un poco al azar, situados de manera muy diferente a como pueden verse, en ordenada fila, frente a los organismos internacionales de Ginebra o de Bruselas. Latifa Echakhch (El Khnansa, Marruecos, 1974) ha bautizado la obra Fantasía marroquí en alusión a esta tradición folclórica en la que un grupo de jinetes se lanzan al galope disparando al mismo tiempo sus armas. "Se considera que la fiesta ha ido perfecta cuando, pese al barullo y la aglomeración, el público oye los disparos como si fueran uno solo", explica la artista. "Aquí, en esta pieza, hablo del internacionalismo que pueden representar las banderas, pero como se ve el resultado es un poco caótico, no acaba de ser armónico porque hay una especie de lucha entre los palos". Una fantasía fallida, pues, como el internacionalismo.

Todo es muy sutil en la obra de esta artista, de aspecto dulce y tranquilo, que combina en sus trabajos la tradición minimalista y conceptual con la búsqueda de un poso cultural que vaya más allá de la mera exposición de objetos. "El material es lo primero", explica. "Me gusta que sean objetos sencillos, fáciles de reconocer por el público, pero si además tienen un sedimento cultural añadido en función de su origen o su identificación con alguna tradición concreta, es mejor porque esto amplía su sentido", afirma. Esa es una de las tres instalaciones que Echakhch presenta en La Capella del Macba, en su primera exposición en España tras haber mostrado su obra en la Tate de Londres y la Kunsthaus de Zúrich.

Las tres instalaciones que ofrece Echakhch -que se pueden ver hasta el 6 de febrero- se relacionan con la idea del internacionalismo y las identidades. Además de Fantasía marroquí, en el suelo de la capilla ha situado piedras extraídas de una antigua fortificación alrededor de las cuales hay esparcidas cartas de la baraja española. La pieza, Eivissa 2010, hace referencia a la emigración marroquí a España: las piedras provienen de las ruinas de un viejo campamento ibicenco en el que se establecieron tras la guerra los soldados marroquíes que había enrolado Franco. La baraja es también la misma que se utiliza en Marruecos, donde juegos como la ronda se juegan igual que en España. Todo un viaje de ida y vuelta narrado con naipes y ruinas. Las dos grandes instalaciones se aprecian matizadas por la luz amarillenta del colorante alimentario que sustituye al azafrán en muchos platos y que la artista ha utilizado para pintar las vidrieras del ábside de la capilla en lo que es otra obra, efímera, de la artista.

A Echakhch, que se instaló con su familia a los tres años en Francia y ahora vive entre París y Martigny, pequeña ciudad suiza cerca de los Alpes, le molesta que se la encasille por su origen. "La reflexión sobre la identidad es una pequeña parte de mi trabajo, pero a veces la intento evitar porque no me gusta que me categoricen como una artista que viene de Marruecos y trabaja sobre la inmigración". De hecho, los referentes que hay en sus obras precisan varias lecturas. "En la primera impresión me gusta que mi obra sea un poco árida, como un desierto, con poca espectacularidad", añade. "Los objetos son reconocibles, pero provocan extrañeza y hacen que te preguntes por qué están allí, qué ha querido decir el artista. Es lo que me pasó a mí la primera vez que entré en un museo de arte contemporáneo, no entendía nada". Aquel estupor que se transformó en fascinación a través de la reflexión es lo que, dice, pretende provocar con su trabajo.

Obra de Echakhch: astas que luchan y rocas de un cuartel de tropas marroquíes de Franco.
Obra de Echakhch: astas que luchan y rocas de un cuartel de tropas marroquíes de Franco.CRIS IZQUIERDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_