La profecía de Irala se cumple

A punto de abandonar la presidencia de BBK, Xabier de Irala aprovechó su discurso en la Fundación Sabino Arana, un foro tan cómodo para un nacionalista como él, para advertir que el devenir de la entidad vizcaína pasaba por "crecer mediante la absorción de una caja de otra autonomía" habida cuenta del fallido plan de fusión con Kutxa, por dos veces, y Caja Vital. Un año después, aquella profecía se ha hecho realidad con la adquisición de Cajasur. Ha sido en el tercer intento de su sucesor, Mario Fernández, tras las pujas por CCM y CAM, pero BBK ya ha apuntalado el plan de futuro que pretendía, basado en su fortalecimiento financiero.

¿Y ahora? BBK va a centrar su gestión en Cajasur, consciente de que se adentra en un escenario complicado políticamente de entrada mientras la Junta de Andalucía digiere su indignación por el descarte de Unicaja, pero en el que espera que se imponga la "lógica" del mercado. "Nosotros vamos a hacer lo que hemos demostrado que sabemos hacer", se oyó decir en el seno de la caja vizcaína cuando se esperaba la resolución del Banco de España.

"La adquisición ha pillado a Kutxa y Caja Vital descolocadas"

"Ahora todo va a ser mucho más difícil", se admite en Kutxa y Vital

La lógica concentración de esfuerzos sobre Cajasur impedirá a corto plazo que BBK pueda atender otros escenarios financieros como el de una posible fusión con sus cajas vecinas. "Es normal que varios directivos sólo tengan ojos ahora para Cajasur y ni les suene el tema de la fusión", admitía un representante de los trabajadores de BBK tras la adjudicación.

Y a este escenario contribuirá, posiblemente, el escaso ánimo con el que Mario Fernández ha acogido, desde que relevó a Irala, la fusión BBK-Kutxa-Caja Vital. Bastó que el presidente de la caja vizcaína dijera que "ahora en plena crisis no era momento de distraerse hablando de fusiones" para que hasta el propio Gobierno vasco le hiciera caso. Tan sólo Gregorio Rojo osó plantarle cara en público y en privado, pero con tan escaso éxito que jamás consiguió siquiera que Fernández le contestara.

No obstante, hay quienes han visto en la propia gestión de Mario Fernández anteponiendo las pujas por otras cajas a la propia fusión en Euskadi una explicación "evidente de cuál es su criterio" sobre el futuro de este sector. El argumento no exento de cierto reproche parte del hecho de que si el propósito desde BBK siempre ha sido "no distraerse" con otros temas mientras continuara la crisis económica, resulta obvio que los últimos meses "ha tenido que dedicar muchas horas con su equipo a preparar las ofertas". Pero en el equipo directivo de la caja vizcaína precisamente una manera de hacer frente a la crisis es "responder" y en esta respuesta cobra una especial prioridad la profecía que Irala realizó hace un año.

A modo de ratificar la estrategia diseñada por Mario Fernández, un analista financiero recordaba el viernes a este diario que "el camino que podía recorrer BBK mediante la fusión con Kutxa y Caja Vital, ahora ya lo ha hecho con creces y de una sola vez porque se ha asegurado una implantación incuestionable que le hace sumar de entrada y le coloca en el escaparate nacional con fuerza". Este diagnóstico, de paso, provoca una reflexión crítica sobre la política de expansión hacia el resto de España seguida especialmente por Kutxa y BBK en los últimos años y de dudosa rentabilidad, y que en el caso particular de la entidad guipuzcoana se ha visto agravado por su política crediticia en el mercado inmobiliario. "Hay que reconocer que dos de cada tres oficinas abiertas fuera del País Vasco son deficitarias, no son rentables", reconoce un directivo de una de estas cajas.

Así las cosas, es BBK quien ha resuelto la incógnita de cómo encarar su fortalecimiento en una situación de difícil coyuntura. Admitida tan favorable situación cabe preguntarse: ¿le interesará entonces la fusión con las otras dos caja vascas? En medios directos de Kutxa y Caja Vital, ayer mismo se admitía con una explícita unanimidad que "ahora todo es todavía mucho más difícil". Mario Fernández probablemente escuchará también esta cuestión mañana, en el desayuno que protagonizará Patxi López en Bilbao.

Sobre la posición de Kutxa y Caja Vital, es significativo señalar que muchos de sus departamentos de planificación habían venido trabajando con la hipótesis de que "BBK no se iba a llevar Cajasur". Incluso hubo quien pronosticó hace apenas dos semanas a este periódico que "Mario Fernández va a fracasar por tercera vez y entonces a ver quién es el valiente que se atreve a recordárselo". Como admitía ayer un consejero de Kutxa, "lo de Cajasur ha dejado descolocadas a las otras dos" cajas vascas.

En realidad, tras las opiniones recogidas, cabe convenir que las reticencias de las entidades vecinas a que BBK fuera capaz de hacerse con Cajasur obedecían fundamentalmente al convencimiento de que su puja por bien razonada técnicamente que estuviera nunca podría superar el control político después de las experiencias negativas con CCM y CAM. Y en el fondo también subyacía la convicción de que si BBK se llevaba la caja andaluza, "el futuro iba a ser distinto" para las relaciones entre las tres entidades del País Vasco, como el propio presidente de Kutxa, Xabier Iturbe, admitió sin tapujos durante una reciente conferencia en Bilbao.

Y en este nuevo contexto de desequilibrio financiero entre las tres entidades, puntualmente en manos del PNV, donde el músculo de BBK desinfla la cuota de Kutxa y Caja Vital tampoco puede olvidarse el elocuente alejamiento que se ha ido ensanchando entre sus respectivos presidentes (antes de salir Rojo). Por encima de cualquier puro formalismo, las relaciones entre los tres mandatarios eran diametralmente opuestas a la afabilidad que animaba los encuentros entre Irala, Etxepare y Gregorio Rojo en su día. Quienes han seguido esta evolución coinciden en señalar que "ya nada es lo mismo" y, sobre todo, empezando por el tamaño.