Un desafío de campeonato
De entrada me gustaría dejar bien claro que los pilotos de motos no están majaretas, y digo eso avanzándome a todos aquellos que ahora aprovecharán una noticia tan fantástica como es el regreso de Valentino, para volver a calificarnos de temerarios e irresponsables. Conociéndole un poquito, sé que lo habrá calculado todo antes de tomar una decisión tan trascendental y arriesgada como esta. Eso sí, por más que Yamaha haya anunciado que viajará a Sachsenring, falta que los doctores de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM) le den el visto bueno a Rossi, cosa que tampoco hay que dar por hecha. Hace cuatro años, cuando Stoner corría con una Honda, sufrió una caída muy aparatosa, precisamente en Alemania, durante el warm up (calentamiento) del domingo, y el médico no le dejó correr a pesar de su insistencia. En ese sentido, los médicos de los órganos federativos son bastante severos, y no creo que se arriesguen a dejar subir a alguien a una MotoGP si no creen que sea seguro. Cuando Michael Schumacher se partió la pierna en Silverstone (1999), el doctor que le dio luz verde para correr le obligó a saltar desde una mesa sobre su pierna lesionada, aunque también es verdad que no creo que le vayan a pedir eso a Valentino.
Yo sufrí la misma lesión que él y la seguridad que transmite la placa metálica en la tibia es tremenda
Dicho esto, me resulta difícil calibrar cómo va a encontrarse Valentino el viernes cuando salga a la pista. Han pasado seis semanas desde el accidente, tiempo suficiente para pensar y reflexionar acerca de lo que le ha pasado. Todos sabemos la fuerza mental que ha demostrado a lo largo de su carrera, pero esta vez se ha enfrentado a algo nuevo, al peor accidente de su carrera, un contratiempo que, además, ha requerido de un periodo de convalecencia bastante largo. Cuando hace algunos días me enteré de que quería volver en Sachsenring pensé '¿Por qué arriesgarse tanto?'. La respuesta la obtuve la semana pasada, cuando vi su cara al subirse otra vez a una moto, en Misano. Ese día, Rossi volvió a ver el sol, y si vuelve es porque nada le hace más feliz que recuperar esa vida que tanto le gusta. Otra cosa es lo que pueda llegar a conseguir en Sachsenring.
Las lesiones afectan a las personas de forma distinta, pero lo que es evidente es que Rossi se siente seguro. La placa que le han colocado fijo que le ha ayudado mucho en ese sentido. Yo también me rompí la tibia y el peroné en un accidente, pero, en mi caso, la intervención fue más complicada porque sufrí quemaduras en la pierna. A mí también me colocaron una placa, y la sensación de seguridad que transmite ese pedazo de metal es tremenda. La placa sostiene el hueso, y eso permite que puedas cargar la pierna con algo de peso y así estimulas la zona afectada. Todo ello hará que la puesta a punto que deberá llevar a cabo en las próximas pruebas sea mucho más fácil.
No creo que Valentino quiera asumir ningún riesgo innecesario, ni en Sachsenring ni tampoco dentro de dos semanas, en Laguna Seca. Que su vuelta se haya producido tan pronto solo responde a su deseo de saber en qué punto se encuentra y cuándo podrá volver a pelear por ganar carreras. El problema es que estos dos circuitos son muy físicos, y, además, hay que tener en cuenta que Rossi arrastra dos lesiones, la de la pierna y la del hombro, que ya le fastidiaba antes de caerse en Mugello (Italia). Este fin de semana tendrá un hueso de hierro en la pierna, pero en el hombro, no.
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