El regreso de Rossi
El italiano adelanta su vuelta varios meses tras destrozarse la pierna y anima el Mundial
Valentino Rossi estaba cansado de estar en casa. Debe de ser un martirio ser el número uno y tener que ver las carreras por televisión. El nueve veces campeón del mundo nunca faltó en la parrilla de salida de un gran premio del Mundial de motociclismo. Hasta que el pasado 5 de junio se fracturó la tibia y el peroné como consecuencia de una estremecedora caída en la sesión de entrenamientos libres del sábado en Mugello. Frente a miles de italianos conmocionados. "Sin Vale, no vale". Es la pancarta que ha colmado los cuatro circuitos en que se ha sentido la ausencia de El Doctor. Pero el motociclismo ya no viste de luto. Rossi vuelve.
"Echo de menos mi moto y a mi equipo. Quiero intentarlo". Intentará subirse de nuevo a su M1 en el Gran Premio de Alemania el próximo domingo y completar la carrera, que no es poco. Solo seis semanas antes se le diagnosticaba una fractura abierta de tibia y peroné. Y se apuntaba que estaría unos tres meses de baja. Eso hubiera supuesto volver en Misano, en el GP de San Marino (el 5 de septiembre), apuntaba su entorno. Tras una semana en el hospital de Florencia en el que fue operado, y ya de regreso en casa, se marcaba una fecha: 15 de agosto, GP de la República Checa. Pero vuelve un mes antes, incluso.
El de Yamaha quiere ganar en Misano para demostrar que se equivocan al dejarlo ir
A falta del visto bueno que deberá darle hoy, ya en Sachsenring, el médico de la Federación Internacional de Motociclismo, la presencia de Rossi este fin de semana está garantizada. Sus médicos ven posible su regreso. Y él estaba como loco por volver a competir.
Ha pasado el último mes en Tavullia, su localidad, trabajando con su preparador físico, haciendo mucha piscina y mucho gimnasio, además de ejercicio en una cámara hiperbárica que ayuda a acelerar el proceso de regeneración. Un último mes en el que el trabajo físico se ha alargado hasta pasada la medianoche, entre otras cosas porque el piloto italiano siempre prefirió trasnochar a madrugar. Y unas últimas semanas en las que por fin se subió a una moto: a una R1 del equipo de Superbikes de Yamaha. Lo hizo el 7 de julio en Misano. Y repitió este lunes en Brno. Quería probarse, ver cómo respondía su maltrecho cuerpo. Y eso que tuvo que ayudarse de unas muletas para llegar hasta la moto. "Después de algunas vueltas me siento cansado, y una carrera será algo mucho más serio", decía. Aun así, no fue nada mal. Silvano Galbusera, director técnico del equipo Yamaha SBK, alucinaba con Rossi, que no se dedicó exclusivamente a dar un giro tras otro, sino que dio consejos para mejorar la moto y modificar algunos reglajes. "Vale habla ya más de la moto que de su pierna", apuntaba optimista su jefe de equipo, Davide Brivio.
El vigente campeón del mundo se ha marcado un objetivo: ganar en Misano, a escasos kilómetros de su casa. Allí espera apuntarse su particular minimundial: quiere demostrar a Yamaha que se equivoca al prescindir de él. Y eso solo puede hacerlo ganando a Jorge Lorenzo, "el hombre del momento", según el último comunicado oficial del equipo. Rossi se ha perdido las últimas cuatro carreras del campeonato y sabe que el Mundial para él está perdido -a falta de 11 carreras, Lorenzo es líder con 52 puntos de ventaja sobre Dani Pedrosa y 104 sobre Rossi-, si bien quiere reivindicarse. Aunque no existe confirmación oficial, la marcha del italiano a Ducati está hecha: es un gran reto para él, como lo fue en su día cambiar Honda por Yamaha; además, está molesto pues la apuesta de la marca japonesa es Lorenzo: a Rossi le ofrecieron una renovación a la baja. Ese aumento salarial es para Giorgio.
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