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Convergència se enroca frente al "juego de papelitos" del Palau

Felip Puig y Pere Macias eluden explicar en el Parlament el cúmulo de documentos que apuntan a la financiación de CDC con comisiones ilegales a través de Millet

Desde el "tribunal político" del primer día al "juego de papelitos" de ayer, Convergència se ha dedicado a esparcir el descrédito en la comisión de investigación que trata de aclarar si el partido se financió irregularmente con comisiones de obra pública cobradas a través del Palau de la Música. Todos los comparecientes de la órbita de CDC han seguido ese guión. El líder del partido, Artur Mas, se apuntó también su tanto al referirse a las anotaciones de desvíos de Ferrovial como "la libretita" de Gemma Montull. Todo para denunciar la "persecución" que, a su juicio, vive el partido.

Ayer los ex consejeros de Política Territorial y Obras Públicas Pere Macias y Felip Puig, que acudieron a la comisión flanqueados por numerosos diputados de la federación, no se apartaron de esa táctica. El diputado de ERC Pere Bosch pidió en tres ocasiones a Puig, actual número dos de CDC, que desmintiera todos los documentos hallados en el Palau de la Música que relacionan al partido con el cobro irregular de comisiones por la adjudicación de obras públicas. En lugar de hacerlo, Puig acusó al tripartito de querer "destruir" a CiU a partir de un "relato prefabricado". "El tripartito comenzó intentando destruir a CiU con el 3% y acabará, según parece, intentando destruir a CiU con el 4% aparecido en documentos surgidos de ordenadores de personas que están siendo investigadas". Su antecesor en el cargo, Pere Macias, había denunciado minutos antes "el juego de papelitos" del PSC, ERC e ICV para "confundirlo todo"

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Puig aseguró que la única vinculación que existe entre el partido y el Palau se reduce a los siete convenios "legales" firmados a través de la fundación Catdem, por los que ingresaron 630.000 euros. No precisó, no obstante, los actos que se realizaron con esas aportaciones. "La música es una parte sustancial de nuestro programa político y de entender el país", sostuvo. Fue el diputado del PSC Jordi Terrades quien le recordó que ese dinero salía de la caja B del Palau.Puig se resistió, además, a decir que CDC decidió devolver el dinero que recibió de la Asociación Orfeó Català y se refirió en todo momento a un "acuerdo de reciprocidad". Sin embargo, el secretario general adjunto del partido no pudo aclarar por qué el ex presidente del Palau, Fèlix Millet, tenía en su despacho informes sobre procesos de licitación de obra pública de la Generalitat y documentos que relacionan al ex diputado de CiU Jaume Camps con el cobro de comisiones por adjudicaciones a la constructora Ferrovial. "No sé qué funcionalidad debía de tener [la documentación] para la gestión del Palau", aseguró.

Puig afirmó que Millet y Camps tenían "mucha relación" porque el ex diputado le prestó servicios "como abogado". Así lo confirmó más tarde Camps en un comunicado en el que no aclaraba por qué su nombre aparecía junto a anotaciones de obras públicas de Ferrovial. Camps reconoció que había cobrado de Millet, aunque lo circunscribía a su labor como abogado, "principalmente en los años ochenta". No podrá responder ante la comisión porque el tripartito y CiU se aliaron para evitar su comparecencia.

El secretario general de CDC también se refirió a otros hombres del partido, como el ex responsable de finanzas, Carles Torrent, y el actual, Daniel Osácar, que aparecen en numerosas anotaciones relacionadas con comisiones de obra pública. Puig se limitó a afirmar que se reunieron con Millet para analizar "el cumplimiento" de los convenios con la Asociación Orfeó Català. El ex consejero tampoco recordaba si, en una reunión en el Palau, trató con Millet la recalificación de sus terrenos en L'Ametlla del Vallès. "No lo recuerdo. Es posible que me lo dijera, pero como mucho yo debería pasarle el tema al director general", afirmó.

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Menos olvidadizo pero igual de escurridizo que Puig se mostró su antecesor en el cargo de consejero de Obras Públicas, Pere Macias, que defendió con vehemencia las adjudicaciones de la L9 del metro. Macias abrió el juego con la táctica habitual de su partido: en su intervención previa habló del espíritu pactista de CiU -aludió a los pactos con el PP y a los acuerdos con ICV- para confrontarlo al "sectarismo" del tripartito en la comisión de investigación. Como Puig, denunció que la comisión servía para perseguir a CiU. "Es un montaje que tiene sus escenas en los medios de comunicación y que forma parte de un juego".

Macias entró al ataque con la diputada de ERC Maria Àngels Cabassès, a la que echó en cara un informe de la sindicatura de cuentas sobre las adjudicaciones de obra pública. "Se ha acabado la transparencia. En 2001 [Gobierno de CiU] los procedimientos adjudicados a dedo eran el 2,2%; en 2004 [Gobierno tripartito], el 26,6%", acusó Macias. Cabassès respondió asegurando que el informe estaba manipulado.

El ex consejero de Obras Públicas mantuvo un tono desafiante con todos los grupos: a Jordi Terrades, del PSC, le pidió que hablara con "rigor" y dejara de hacer "una telenovela", y a Santi Rodríguez, del PP, le llamó "milletólogo" por hablar de la sonrisa que el saqueador confeso exhibió cuando se le preguntó por la presunta financiación irregular de CiU.

Felip Puig (arriba) y Pere Macias, ayer, en un momento de su comparecencia.
Felip Puig (arriba) y Pere Macias, ayer, en un momento de su comparecencia.MARCEL·LÍ SÀENZ

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