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Columna
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Rivalidad cateta

El Banco de España está a punto de cerrar la triste página de la historia reciente de Cajasur. El supervisor la adjudicará en breve a alguna de las entidades financieras que han participado en la puja. El cura Castillejo, principal protagonista de esa negra historia, debería hoy sentirse avergonzado.

Coincidiendo con la crisis de Cajasur, las cajas de ahorro españolas han entrado en una febril carrera de fusiones. En Andalucía hay planteadas varias batallas.

En primer lugar, la pelea por Cajasur. A la hora de escribir esta columna, se desconocían los detalles de las ofertas presentadas a la subasta que se cierra hoy. Unicaja y Cajasol tenían dificultades técnicas y de otro tipo para llegar a una propuesta conjunta. Una operación que contaba, ¡milagro, milagro!, con el apoyo de todos los partidos y los sindicatos.

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El siguiente paso en el reajuste del mercado financiero andaluz es la fusión entre Unicaja y Cajasol. El presidente José Antonio Griñán y los líderes de los partidos políticos están a favor. Pero...

Como en las anteriores ocasiones en las que se ha hablado de una posible fusión entre entidades de Málaga y Sevilla, ha surgido el localismo "cateto y cutre", en palabras de Esperanza Oña, portavoz del PP en el Parlamento. Reclaman para su respectiva ciudad la sede de la posible nueva caja fusionada.

El primero ha sido el alcalde popular de Málaga. "Solo puede plantearse la fusión si es con sede en Málaga", ha dicho Francisco de la Torre. Desde Sevilla, le replica un correligionario suyo, Juan Ignacio Zoido. El aspirante a la alcaldía por el PP afirma que defenderá "con uñas y dientes" que la sede esté en Sevilla.

Los dirigentes socialistas y populares, sin embargo, huyen de esta polémica estéril. Javier Arenas sostiene que hay que "ser muy discretos y serios y no crear problemas a estas entidades desde la política". La portavoz del gobierno municipal de Sevilla (PSOE más IU), Nieves Hernández, señala que es preciso "huir de planteamientos miopes".

Los argumentos localistas no son los mejores para defender una sede. Lo relevante son los números. Unicaja tiene unos activos de 34.200 millones frente a los 28.200 de Cajasol, la mitad de tasa de morosidad y el doble de beneficios. Esos son argumentos de mayor peso a la hora de fijar, en una fusión entre casi iguales, quién es primus inter pares.

El tercer problema es CajaGranada, que ha optado por una fusión fría (Sistema Institucional de Protección, SIP) con otras entidades foráneas. Una decisión que molestó al Gobierno andaluz al ver cómo CajaGranada, en cuya presidencia situó hace poco al veterano socialista y ex alcalde Antonio Jara, se largaba de la comunidad para preservar, dicen sus defensores, sus esencias granadinas.

El presidente Griñán ha recordado que la Consejería de Economía tiene que pronunciarse sobre esta fusión. Y aunque Arenas ha dicho que "las cajas pequeñas no tienen futuro", rechaza las palabras de Griñán y se coloca del lado del localismo granaíno. Pero la Ley de Cajas es explícita sobre las competencias de la Junta en ese tipo de fusiones (Art. 14).

Lo importante no es la sede. Rodrigo Rato ha sacrificado la sede de Caja Madrid tras su fusión con Bancaja con tal de convertirla en la primera entidad española. Por cierto: si las fusiones sirven para cerrar centros de mayores y bibliotecas, como ha hecho Caja Madrid, apaga y vámonos.

Lo que define a una caja es la eficacia, la solvencia, la buena gestión y el control del despilfarro en las fusiones, más que el lugar donde ubica uno su despacho. Para que no se repitan espectáculos tan lamentables como el del cura Castillejo. Un cura que hoy vive en un feliz retiro disfrutando de una póliza millonaria de 2,9 millones que él mismo se ocupó de aumentar a 4,3 millones, mientras la caja que dirigía se hundía poco a poco.

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