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Rodrigo García, un director de mujeres

El colombiano estrena 'Madres e hijas', nuevo ejemplo de su talento narrativo

Gregorio Belinchón

Cuando una mujer sale en un filme de Rodrigo García (Bogotá, 1959), jamás será un objeto decorativo o florero que alegre la vida del protagonista masculino. Cuando García -curtido en la televisión con A dos metros bajo tierra o En terapia, y director de Cosas que diría con solo mirarla, Nueve vidas y Passangers- arranca una historia, nunca será anecdótica ni sencillamente ocupará hueco en el metraje. El cineasta ha hecho carrera de un estilo propio, seco como Hopper en lo visual, entrecruzado y explicativo en lo narrativo. En Madres e hijas cruzan sus sendas Annette Bening, Naomi Watts y Kerry Washington, en unos personajes alborotados interiormente por las ausencias, la soledad y la maternidad, que buscan desesperadamente algo, bien el triunfo material (Watts), bien una hija perdida (Bening), bien una hija por llegar (Washington). Cada acto tiene su consecuencia y cada emoción, su repercusión.

"Al principio no había argumento, solo una vaga idea sobre ausencias"

En esta ocasión, el cineasta ha suavizado su estilo coral, su concatenación de pequeñas historias que construyen un gran paisaje, para que el espectador no pierda lo fundamental: la maternidad, el alma de tres personajes unidos por un hilo muy sutil.

García funciona como un alquimista. Esta semana, en Madrid, explicaba: "Al principio no había argumento, solo una vaga idea sobre dos desconocidas que sentían la ausencia de la otra, y cómo esa ausencia había condicionado sus formas de ser. Pensaba en dos mujeres, luego en tres y pronto ya no supe de qué parte de mí surgía el guión, porque no me reconocía en él. ¿Por qué tres? Porque si no, parecía un partido de pimpón. Huyo de lo repetitivo y de los finales obvios". Y eso lo hace distinto, singular en una industria que apuesta por los supermachos y las secuelas.

El cineasta, hijo de Gabriel García Márquez y con suficiente prestigio en Hollywood como para que cualquier actriz espere ansiosa su llamada, confesaba que tal vez el miedo de todo padre a verse separado de sus hijos o a perderlos podía haber sido el motor de Madres e hijas. "Yo en el fondo, de verdad, no pienso en mujeres u hombres, sino en personajes, en su psicología, y posteriormente devienen femeninos".

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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