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La comisión de la flotilla de Gaza obtiene más poderes

Enric González

El comité israelí que investiga el asalto a la flotilla de Gaza no será tan manso como algunos esperaban. Su presidente, el juez del Tribunal Supremo retirado Jacob Turkel, amenazó el martes con dimitir, y crear con ello un escándalo, si no se ampliaban los poderes del comité y su número de miembros, y su capacidad para examinar y dilucidar posibles responsabilidades políticas.

El primer ministro, Benjamín Netanyahu, aceptó todas las exigencias de Turkel, excepto las referidas a la capacidad de interrogar a los soldados que participaron directamente en el asalto.

En la primera reunión del comité, Turkel decidió jugar fuerte. Para empezar, anunció a los dos observadores internacionales, el ex primer ministro norirlandés y premio Nobel de la Paz, David Trimble, y el juez retirado canadiense Ken Watkin, que no debían limitarse a mirar y escuchar, sino que podrían interrogar a los testigos y reclamar los documentos que consideraran necesarios.

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Luego hizo llegar su ultimátum al Gobierno: Turkel exigió poderes para convocar, y hacer comparecer por la fuerza, a los testigos que considerara oportunos; para reclamar documentos internos del Ejército y la Administración civil; para contratar expertos en calidad de asesores; y para advertir a los testigos de que, como en un juicio, cualquier cosa que declararan podría ser utilizada en su contra. Esta última condición era necesaria para denunciar por perjurio a los testigos que mintieran y para recomendar posibles sanciones profesionales a militares o funcionarios civiles.

Cesión incompleta

Netanyahu cedió, aunque insistió en que los soldados que el 31 de mayo asaltaron la flotilla, y en especial la nave Mavi Mármara, en la que murieron ocho turcos y un turco-estadounidense, quedaran al margen de la investigación. Netanyahu explicó que sería injusto obligar a los soldados participantes a contratar un abogado y que el interrogatorio de los mismos dificultaría futuras operaciones militares. Turkel aceptó, en principio, esa limitación. Los nuevos poderes de la comisión de Turkel deberían ser aprobados el domingo por el Consejo de Ministros.

Turkel también decidió que las sesiones de la comisión, con excepción de aquellas en que se abordaran asuntos políticos o militares secretos, fueran públicas. La primera sesión podría celebrarse el 11 de julio, con Benjamín Netanyahu como testigo.

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