La huelga sólo fue general unas horas y nunca paralizó Euskadi
Los sindicatos celebran la respuesta "masiva" de los trabajadores, mientras la patronal tacha el paro de "fracaso"
Apenas unas horas de la mañana de ayer Euskadi tuvo la impresión de que vivía una nueva huelga general. La convocatoria lanzada por todos los sindicatos nacionalistas, por una parte, y CC OO, por otra, se convirtió en un intento de parar la industria y el transporte y cerrar los comercios al comienzo de la mañana que tuvo incidencia en ese momento, pero se fue diluyendo por completo a medida que transcurría la jornada. Y en ningún momento las centrales lograron su intención de paralizar el País Vasco en protesta por la reforma laboral del Gobierno de Zapatero.
Todos los incidentes se concentraron en esas primeras horas mientras los piquetes recorrían las principales localidades, pero conseguida esa imagen por los convocantes y tras las manifestaciones de rigor, la tranquilidad, casi como un día cualquiera, fue la tónica dominante del resto de la jornada, en especial en las mayores ciudades.
Miles de personas secundaron las principales manifestaciones
El consumo de energía bajó un 25% con respecto al pasado lunes
ELA abre la puerta a nuevas movilizaciones contra la reforma
El paro registró además un seguimiento desigual en función de los sectores o las comarcas. Miles de personas se sumaron a las decenas de manifestaciones que recorrieron las principales localidades.
"No es un punto final el de hoy", advirtió tajante el secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, dejando claro que las movilizaciones se van a mantener como "legítima defensa" de los trabajadores ante la reforma laboral aprobada por el Congreso.
Los sindicatos nacionalistas y CC OO coincidieron en su satisfacción por el rechazo expresado al cambio del mercado de trabajo que, a su juicio, evidenció la respuesta "masiva" de los trabajadores a la convocatoria de huelga, la tercera contra los socialistas desde su llegada al Gobierno vasco hace poco más de un año. La portavoz del Ejecutivo, Idoia Mendia, insistió en que "no está el país para huelgas" y limitó a un 22% su seguimiento en las empresas privadas, porcentaje que redujo a apenas un 8% en la Administración vasca.
La patronal Confebask se mostró muchó más contundente al definir el paro como un "rotundo fracaso" cuya incidencia resultó "muy limitada".
La convocatoria tuvo de nuevo su mayor incidencia en el sector industrial, con diferencias en función de las provincias y las zonas de estas y mayor relieve a la hora de entrar a trabajar. Más allá de la guerra de cifras entre ambas partes, el consumo de energía registraba a las dos de la tarde un descenso del 25% con respecto ayer, según precisó Industria. Con relación al martes de la semana pasada, ese descenso se situó en el 31%.
En el transporte se cumplieron los servicios mínimos, lo que no evitó problemas e incómodas esperas a decenas de miles de viajeros. La incidencia en el resto de sectores resultó notablemente menor y casi inapreciable en el comercio, salvo los locales de pequeñas localidades o los enclavados en la ruta de las distintas manifestaciones, que echaron de forma temporal la persiana al paso de los piquetes.
La Ertzaintza escoltó a los trabajadores del principal establecimiento de El Corte Inglés en Bilbao, que después estuvo abierto con toda normalidad.
En los ámbitos educativo y sanitario se cumplieron los servicios mínimos establecidos, similares a los fijados para anteriores paros, contra los que los sindicatos abertzales anunciaron ayer la próxima interposición de un recurso por "abusivos" y contrarios al derecho de huelga.
La jornada amaneció con incidentes en Bilbao y Vitoria, aunque sin la tensión de anteriores paros generales. Desde las ocho de la mañana, miles de trabajadores comenzaron a desfilar en manifestaciones que recorrieron las principales localidades hasta última hora de la tarde. La más concurrida, convocada por las organizaciones abertzales, cruzó el centro de Bilbao a mediodía.
La marcha fue el preludio de un discurso repleto de carga política en el que la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, avisó de que no habrá en Euskadi una "aplicación tranquila" del decreto. A escasos metros y casi a la misma hora, el secretario general de CC OO-Euskadi, Unai Sordo, instaba a "un mínimo de convergencia sindical" para dar respuesta a las demandas de los trabajadores. Las palabras de Sordo sonaron como una crítica velada a las convocatorias de huelga por separado y a la decisión de UGT de desmarcarse de la iniciativa. Esta central ha convocado para hoy manifestaciones en las tres capitales.
En Navarra, donde también llamaban al paro las centrales nacionalistas, el panorama fue similar: mayor incidencia en la industria y ausencia de incidentes de relieve.
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