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Columna
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La cornisa respondona

Una sentencia del Tribunal de Justicia de Madrid ha echado por tierra el proyecto de transformación de la cornisa San Francisco-Seminario. Con extrañas cesiones del municipio a la Iglesia, pretendían construir ahí el Ayuntamiento y el arzobispado, al lado de Las Vistillas, un gran mini-Vaticano, como ya se le llama popularmente. Por muy excelente que fuera el arquitecto al que encargaran la obra, es difícil que el conjunto no fuera más que una torpe operación ortopédica urbana y el mini-Vaticano sería un emplasto colocado irracionalmente en una de las zonas históricas de la ciudad.

Precisamente ahí, en Las Vistillas, comenzó el asentamiento humano de la Villa. Ahí nació Madrid. Que no toquen esos lugares, que simplemente los reparen y los mantengan. Lo demás es una temeridad. La sentencia considera que el proyecto "no potencia el conjunto histórico, sino que lo transforma y no respeta el equilibrio de volúmenes urbanísticos". Tampoco respeta los volúmenes sociales y religiosos. Así, por arte de birlibirloque, la Iglesia se convertiría en dueña y señora de una de las zonas céntricas más significativas de Madrid (muy cerca está la catedral de la Almudena y otras varias dependencias arzobispales). Es decir, nos cambiaban Madrid para convertirla en una mini-Roma.

La asociación vecinal Amigos de la Cornisa están que bailan y se abrazan como si estuvieran celebrando el triunfo de España sobre Chile. Aunque hay algunos que discrepan alegando que esa obra obligaría a hacer desaparecer el comedor social Ronda de Segovia y otros locales cercanos, como el centro de atención a drogodependientes Las Rosas y uno de los mayores centros de acogida de indigentes, San Isidro.

No toquéis mucho la cornisa porque se os acabará cayendo encima. Salió respondona y bastante chula, como debe ser.

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