El último cautivo de Gaddafi
El ministro Moratinos viaja a Trípoli para recoger a un empresario suizo encarcelado en represalia por la detención en Ginebra de un hijo del líder libio
Tras la ceremonia celebrada ayer tarde en el Palacio Real (Madrid) para conmemorar el 25º aniversario del ingreso de España en la UE, el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se dirigió a la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) y despegó con destino a Trípoli (Libia). El objetivo de este viaje, que no figuraba en su agenda oficial, es escribir el epílogo de la crisis que desde hace dos años ha enfrentado a la Confederación Helvética con el régimen de Muammar el Gaddafi y que en los últimos meses ha acabado por implicar a toda Europa.
Si todo se desarrolla según lo previsto -y en Libia eso es mucho decir-, el Falcon en el que viaja Moratinos aterrizará hoy en Zúrich (Suiza) con un pasajero de más. Se trata del empresario suizo Max Göldi, de 54 años, representante en Libia de la multinacional sueco-suiza ABB.
Un avión oficial español llevará hoy a Zúrich al hombre de negocios liberado
Göldi fue liberado el viernes, tras cumplir casi cuatro meses de cárcel por un delito de residencia ilegal en Libia. Su detención, junto a su compatriota Rachid Hamdani, de origen tunecino, se produjo pocos días después de que, en julio de 2008, fueran arrestados en Ginebra Aníbal Gaddafi -hijo del líder supremo libio- y su esposa, a quienes dos sirvientes denunciaron por malos tratos. Cuando Hamdani y Göldi quedaron en libertad provisional, con la prohibición de abandonar el país, se apresuraron a refugiarse en la Embajada helvética en Libia, de la que solo acabarían saliendo en febrero, el primero ya libre de cargos y el segundo, camino de prisión.
Ayer, Göldi esperaba alojado en un hotel de Trípoli aguardando a que se le permitiera regresar a su país. El Ministerio de Exteriores suizo expresó el viernes su satisfacción por la excarcelación de su compatriota, agradeció la mediación de España y Alemania y mostró su confianza en que el empresario pudiera estar de vuelta en su hogar lo antes posible. Evitar nuevas demoras es el propósito de Moratinos.
La crisis entre Libia y Suiza salpicó a toda la UE cuando en febrero de este año el país helvético incluyó en la lista de Schengen -que veta el acceso al espacio europeo sin fronteras- a 180 miembros de la élite libia (incluida la práctica totalidad de la familia de Gaddafi) y Libia en represalia negó el visado a los ciudadanos de 29 países europeos.
Moratinos, que asumió el papel de mediador, viajó primero a Suiza y luego a Sirte (Libia) -donde en marzo se reunía la Liga Árabe- y, con el apoyo del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, llegó a un acuerdo con Gaddafi para que ambos vetos se levantaran de forma simultánea. Según fuentes diplomáticas, un emisario de Saif al Islam Gaddafi, otro hijo del líder libio, ha viajado en tres ocasiones a Madrid en los últimos meses para facilitar una salida de la crisis -en la que también ha intervenido el rey Juan Carlos- mientras se desarrollaba la negociación en Berlín.
Además de la liberación de Göldi, el acuerdo incluye la investigación, por parte de un tribunal de arbitraje, de las condiciones en que se produjo la detención de Aníbal Gaddafi, así como la filtración a un diario suizo de las fotos de su ficha policial, dos hechos por los que Libia reclama una indemnización.
Aunque con el regreso de Göldi a su país las aguas parecen volver a su cauce, es improbable que retornen a corto plazo los 5.800 millones de euros que Gaddafi retiró de los bancos suizos tras la detención de su hijo.
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