"Peor no me podía encontrar Arco"
El elegido suscita el acuerdo generalizado en el sectorCarlos Urroz es nombrado director de la cita madrileña en medio de la mayor crisis de su historia - El nuevo responsable avanza que la feria será mucho más pequeña
"Peor panorama no me podía encontrar". A Carlos Urroz, nuevo director de Arco, feria madrileña de arte contemporáneo, no le importó ayer reconocer el enorme reto al que se enfrenta, poco después de saltar la noticia de su nombramiento. Todos -Ifema, los galeristas y el mundo del arte contemporáneo español en general- confían en él, y sobre todo en su experiencia, sus dotes de comunicador y sus contactos internacionales, para resucitar una cita cuyo prestigio e imagen están más dañados que nunca en sus casi tres décadas de existencia.
La crisis desatada por los desencuentros entre Luis Eduardo Cortés y el comité asesor de galeristas de Arco, en el que se lanzaron acusaciones de autoritarismo contra el presidente de Ifema, dio como resultado la celebración de la última edición, acaso la más deslucida de su historia (aunque con satisfactorios resultados económicos, según algunas galerías). Lourdes Fernández dimitió el 3 de mayo al final de una historia de continuos enfrentamientos -profesionales, pero también personales- con Cortés, que ayer volvió a declinar hacer declaraciones a este diario.
El desprestigio internacional es el principal problema al que se enfrenta
Aizpuru: "Se cierra una etapa en la que hemos estado bajo mínimos"
Entonces se abrió un proceso para elegir nuevo director con la ayuda de una empresa de cazatalentos. El comité asesor de Ifema también dimitió en bloque y las galerías exigieron el alejamiento de las decisiones de Arco del presidente de la institución ferial. Exigencia para la que encontraron el apoyo del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en el que parecía otro episodio más de su crónico enfrentamiento político con Esperanza Aguirre.
Urroz declaró ayer a este diario: "Trabajo desde ya mismo contrarreloj, pero no puedo precisar mucho del modelo de feria". Sí alcanzó a fijar una de las líneas generales de su proyecto. "La próxima edición de Arco será más pequeña de como la conocemos, no más de un centenar de participantes y estará casi exclusivamente centrada en el mundo de las galerías".
De momento, el tiempo no es mucho. El proceso debió empezar hace dos meses, al día siguiente de clausurarse la última edición. "La buena noticia es que Carlos Urroz es quizá el único que puede reflotar un barco que está hundido y conseguir que la feria se celebre en febrero, pese a que ya teníamos que haber recibido los formularios y algunos plazos están sin cumplir", explicaba ayer José Martínez, de la galería Espacio Mínimo, y uno de los miembros del comité que dimitió. "Por su experiencia y sus contactos, es casi el único capaz de ir al extranjero y convencer a las galerías de prestigio a las que conoce perfectamente".
Pese al contento generalizado del sector, la llegada de Urroz no garantiza que Arco supere de un plumazo sus graves problemas. Todos, en realidad, están aguardando al nuevo director. Quizá el principal sea que el desprestigio internacional de la cita es enorme, a lo que no ayuda la imagen en el exterior de la economía española ni la falta de un proyecto contundente en los últimos años.
También queda pendiente un replanteamiento serio de la dirección que desea tomar la feria, así como recuperar el terreno perdido frente a otras citas como Art Basel Miami o la londinense Frieze. ¿Un giro hacia el arte latinoamericano? ¿Una decidida apuesta por la creación más emergente? ¿O se conformarán los participantes con un mercado nacional en el que salvar los números económicos (Arco es el gran momento de ventas del año para las galerías) sin mayores aspiraciones culturales?
Esa es la clase de preguntas que aguardan a Urroz más allá del corto plazo (que pasa por levantar la próxima edición). Martínez, de Espacio Mínimo, aseguró ayer: "Destruir ha costado muy poco. Construir el prestigio de la feria, unos 30 años". Está por ver cuánto se tarda en recuperarlo.
Hasta entonces, el sector, maltrecho y desanimado por meses de reuniones encendidas y cruces de acusaciones, pareció ayer aliviado. "Es una gran oportunidad para que Arco se sitúe en el circuito mundial de grandes ferias", abundaba Pepe Cobo, que no participó en la última edición por diferencias con el planteamiento que estaba caracterizando a la cita. "Me parece bien que huya de las megaferias y que se opte por un evento más pequeño, como Fiac en París o Frieze en Londres, donde lo que importa es lo que se expone y no la parafernalia cultural del entorno". "La feria se salva", añadió Juana de Aizpuru, que, recién cumplidos los 40 años al frente de su galería, ha tomado parte muy activa en la crisis al significarse en cierto modo a favor de Cortés. "Estoy contentísima porque se cierra una etapa en la que la feria ha estado bajo mínimos. En estos meses se ha creado un ambiente muy violento y desagradable entre unos y otros".
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