Los candidatos sin opciones tendrán la llave de la presidencia colombiana

Para los que creían irreemplazable al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, la sorpresa ha sido grande: seis candidatos de calidad -hay consenso en esto- se enfrentan este domingo para sucederlo. Aunque la opinión se ha polarizado entre el ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y el candidato verde, Antanas Mockus, con sus propuestas de dos Colombias distintas, destacan por su madurez los programas de los cuatro restantes.

Gustavo Petro, del Polo Democrático, situado en la izquierda democrática, ha llenado las plazas y ha ganado aplausos por la contundencia de sus argumentos, por su visión de país. Pero Colombia aún no le perdona su pasado guerrillero. Los errores de la actual Administración de Bogotá -él mismo calificó a Samuel Moreno, el alcalde, de su partido, de clientelista- también le pasaron factura. Es el mayor crítico del actual Gobierno. Se ha presentado como el candidato de la equidad, el de las reformas profundas para achicar la brecha cada día más grande entre ricos y pobres.

Noemí Sanín, que empezó fuerte en las encuestas, se ha quedado rezagada

La más desdibujada es Noemí Sanín. La candidata del Partido Conservador no ha logrado definir su perfil: ha querido ser la más uribista, y a la vez la candidata de la honestidad, un espacio que desde el principio se atribuyó Mockus con mayor éxito. Aupada en los más de dos millones de votos que logró su partido en las legislativas de marzo, llegó a figurar en segundo lugar en las encuestas, pero ha terminado con apenas un 6% de intención de voto. Su incoherencia, el haber jugado en el pasado en varios partidos y en varios Gobiernos, le ha perjudicado. Hoy, y suena a disculpa, hablan del ya secular machismo colombiano como culpable del fracaso de Sanín.

Otro candidato, Germán Vargas, de Cambio Radical, nieto de un ex presidente, ha hecho, para muchos, la campaña más sólida. De hecho empezó a prepararla antes que nadie. Petro lo calificó como "el mejor candidato uribista". Mientras, Rafael Pardo, del Partido Liberal, quedó prácticamente borrado en las encuestas. Sin embargo, su fórmula para acabar con el conflicto ha dado altura a los debates. ¿Su pecado? Falta de carisma y ser representante de un partido tradicional que arrastra todo tipo de vicios desde hace años.

Si no hay sorpresas este domingo, los cuatro jugarán un papel vital para definir quién será el ganador si, como se prevé, hay que ir a una segunda vuelta. Es posible que Vargas y su partido -no así su candidata Sanín, que tuvo fuertes enfrentamientos con Santos- apoyen abiertamente al ex ministro de Defensa. Pardo lo ha dicho claro: "El único Santos en el que creo es [el cantante de boleros] Daniel Santos".

El papel del Polo aún no está claro. Los dardos a Mockus -y de este al Polo- han sido duros y hay un sector que se inclina por el voto en blanco. El concejal de Bogotá Carlos Vicente de Roux tiene una propuesta intermedia: apoyarlo, darle un tiempo de espera y pasar a la oposición si no cumple en materia de equidad. ¿Y Mockus?, le preguntó este periódico a dos fieles seguidores de Petro en el cierre de campaña de este en Bogotá. "No; es neoliberal", rechazaron de tajo. Pero cambiaron de respuesta al hablar de la segunda vuelta: "Votaremos por él, habla de legalidad y eso es un primer paso para cambiar a Colombia".