Cartier-Bresson, subasta congelada

Firmas falsificadas (o no); la misma duda sobre un sello húmedo; el honor de una casa de subastas y la discusión teórica sobre si los tirajes de unas fotografías para prensa pueden o no venderse. A partir de ese revuelto mar de fondo, la casa de subastas barcelonesa Soler y Llach decidió ayer "congelar" la puja prevista para mañana de 60 de 66 emblemáticas instantáneas del fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson tras las presiones realizadas por la fundación francesa del autor.

"No sabíamos que habían decidido retirarlas porque aún no hemos tenido respuesta oficial de Soler y Llach a nuestra petición", admitía ayer Aude Raimbault, responsable de las colecciones de la fundación Cartier-Bresson refiriéndose a la carta que el abogado de la entidad envió a la empresa barcelonesa y en la que al parecer sólo autorizaban a subastar media docena de las copias, en tanto el resto eran "tirajes robados al autor y fotos con firmas falsas".

La sala Soler y Llach no descarta acciones legales contra la fundación

Si bien los responsables de Soler y Llach aseguraron la semana pasada que no pararían la puja si no mediaba orden judicial, ayer decidieron apartar las seis decenas de imágenes porque "antes que el dinero están nuestros clientes y nuestra imagen de empresa seria", argumentó Juan Naranjo, director de la reciente sección de fotografía de Soler y Llach.

"Es la primera vez que actuamos así, aunque también es la primera vez que nos hallamos ante un volumen tan elevado de imágenes del fotógrafo en una subasta", aclara Raimbault. Pero sus argumentos son "inapelables". Así, en su opinión, nueve de las imágenes más conocidas de Cartier-Bresson que se iban a subastar y que llevan en su reverso la firma de su creador "están falsificadas según nuestros expertos de Nueva York". Entre ellas estaría una de una estética escalera de obra en Estambul (de 1964) y otra del escultor Alberto Giacometti cruzando una calle bajo la lluvia. Según Raimbault, otro número de fotografías -que en este caso no supo precisar- tendrían también falsificado el sello o tampón húmedo del fotorreportero. Junto a todo ello, habría la prohibición, manifestada por escrito por el propio fotógrafo en octubre de 2000 (y recogida en la web de la fundación: www.henricartierbresson.org) sobre sus tirajes: "Siempre firmé y dediqué los tirajes de mis fotos a quien esperaba dárselos; todos los demás que no llevan más que el sello de 'Magnum Photos' o mi nombre, 'Henri Cartier-Bresson', son sólo de mi propiedad". "Son tirajes para diarios y revistas y que debían devolverse, pero que no se hiciera no quiere decir que Cartier-Bresson renunciara a sus derechos sobre ellas", dice la experta.

Raimbault no cree "de ninguna manera" que las falsificaciones sean obra de del coleccionista catalán Josep Martinez, que mantuvo correspondencia y tratos con el fotógrafo francés, "pero no era su amigo", aclara. En su opinión, el coleccionista podría haber adquirido parte de ese material por Internet, procedente quizá del grupo de prensa brasileño Manchete, que vendió sus archivos con copias fotográficas de Magnum en Sudamérica poco antes de quebrar.

"Es evidente que es un gran perjuicio para nosotros porque ya teníamos incluso reservas, pero la decisión de congelar la subasta de estas 60 imágenes es temporal porque nuestros peritos dicen que las firmas son auténticas". Por ello no descartan "actuar legalmente contra la fundación". Naranjo defiende, además, la venta de tirajes de prensa porque "son los que el propio fotógrafo, en ese momento, decidió que era su obra".

También saldrán a puja los casi 80 libros que Cartier-Bresson dedicó al coleccionista, así como la correspondencia que mantuvieron. En la misma jornada Soler y Llach subastará 91 fotografías de Agustí Centelles, de la cuales más de la mitad son tirajes de época realizados por el propio fotógrafo.