_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ópera en el ambulatorio

He escuchado conciertos en sitios extraños, pero el martes pasado me ocurrió algo inédito: asistí a mediodía a una función de ópera en la sala de espera del ambulatorio de Santa Hortensia (Prosperidad). Se aconsejaba media etiqueta, pero a excepción de los artistas y un par de despistados, el resto de la audiencia omitió ostentosamente el consejo. Era un público barroco.

Dos jóvenes sopranos y dos pianistas (uno de los cuales, ingeniero industrial) convirtieron la sala de espera durante hora y media en un palco del Real. Presentó el acto la doctora Álvarez Pasquín, que fue aportando entre pieza y pieza comentarios jugosos relacionados con la música y la medicina: "No siempre la profesión médica queda con buen pie en la ópera. En muchas de ellas el médico es víctima de engaño y, no pocas veces, aparece como un charlatán; los enfermos no siempre tienen un intérprete adecuado. Por ejemplo, se puede ver a robustas divas aquejadas de tuberculosis...".

Las dos sopranos, estudiantes de canto y medicina, además de arias, interpretaron el Ave María, de Gounod, cantatas medievales, músicas de palacio y hasta una romanza de zarzuela.

En la ópera se representan diversas patologías, como psicosis, celotipia, delíriums, depresiones, psicóticos, infecciones, fiebre, litiasis, litotomías y castraciones. En fin, carne de ambulatorio.

La experiencia Ópera en la sala de espera es pionera en España. Solo se había probado en Brasil como un instrumento más de docencia para los estudiantes de medicina. El ambulatorio de Santa Hortensia desarrolla de vez en cuando actividades culturales para relacionarse con los pacientes informalmente. Desde ahora en adelante, en la sala de espera se notará la presencia de Mozart. La cultura, la música y la medicina están muy relacionadas. Por cierto, el coro del hospital Ramón y Cajal es uno de los mejores orfeones de Madrid.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_