Sacrificios estériles

El Gobierno ha decidido sacrificar el poder adquisitivo de los trabajadores públicos y de los pensionistas a los dictados de los mercados financieros. Y es muy probable que sea un sacrificio estéril. Cuando la actividad económica ha empezado a dar algún titubeante indicio de recuperación se ha decidido, sin más, retirarle el oxígeno. Ese crecimiento del 0,1% del PIB registrado por la economía en el último trimestre supone un avance considerable desde el -1,7% registrado en el primer trimestre de 2009. Es un ligero y titubeante repunte que tiene mucho que ver con el oxígeno aportado por las políticas públicas de estímulo a la economía y con las políticas de mantenimiento del poder adquisitivo de las rentas que ahora se deciden eliminar.

El Gobierno español anuncia este serio ajuste del gasto público al dictado de unas políticas europeas que, si ya nos parecían equivocadas cuando interpretaban el Pacto de Estabilidad y Crecimiento en sus términos y tiempos más rígidos, ahora se reconsideran en medio de una oleada de ataques financieros a la zona euro. La experiencia nos demuestra que la lógica de esos mercados es siempre pedir más, considerar insuficiente cualquier ajuste.

Estamos ante una situación muy seria, y resulta preocupante que se haya decidido acometer una reducción del déficit público atendiendo sólo al ajuste del gasto -que implica sacrificios para los pensionistas, para muchos trabajadores, y sus familias- pero no se hace mención a la posibilidad de combatir el déficit mejorando los ingresos fiscales, por la vía de la lucha contra el fraude fiscal y de una subida de impuestos a lo que más tienen.

Estamos ante una quiebra en el discurso político del Gobierno, que tendrá consecuencias en el escenario de las relaciones y la interlocución con los sindicatos, porque está en riesgo la recuperación económica, porque el recorte del 5% en la retribución de los funcionarios supone la ruptura de acuerdos firmados, y porque nos sitúa en un escenario que suma dificultades al ya de por sí complicado proceso de diálogo social que mantenemos con las organizaciones empresariales sobre el mercado laboral y que tenemos la intención, no obstante, de mantener y llevar a buen término. Se ha abierto un conflicto social que tendrá una expresión serena, reflexiva, responsable, pero también clara y contundente.

Cándido Méndez es secretario general de UGT.