No existe inversión más rentable
La educación es la clave del bienestar, desarrollo y progreso de un país ya que mejora la salud y el medio ambiente, reduce la pobreza y la desigualdad, aumenta el emprendimiento, la productividad y la competitividad y estimula la libertad y la democracia. No existe ninguna otra inversión que produzca mayores y mejores retornos sociales y económicos y, sin embargo, muchos países democráticos no invierten lo suficiente en educación, ya que su elevado rendimiento se percibe entre 15 y 20 años más tarde mientras que el ciclo político promedio suele ser de entre 4 y 8 años, tres veces más corto.
España ha hecho un enorme esfuerzo inversor en educación en estos 32 años de democracia, pero queda mucho por hacer, puesto que ha sido mucho más cuantitativo que cualitativo, al tener que partir de un nivel muy bajo. Ahora, el siguiente paso es conseguir una mayor calidad en la educación. Los estudios económicos comparativos muestran que la educación suele ser de mayor calidad cuanto mejor pagados están los profesores y menor es el número de alumnos por clase. Su situación comparativa con la OCDE y la UE27 muestra lo siguiente:
El rendimiento del gasto educativo se percibe 15 o 20 años más tarde
Primero. España invierte un punto porcentual menos de su PIB en educación pública que la media de la OCDE (4,6% frente a 5,8%) y, según Eurostat, que la media de la UE27 (4,3% frente a 5,3%) y de lo que invertía en 1995 (5,3%). Una parte de esta diferencia se ha justificado por una mayor caída de la fecundidad.
Segundo. España gasta menos por alumno que la media de la OCDE. En Primaria 5.500 dólares frente a 6.100, en Secundaria 7.211 dólares frente a 7.700 y en Terciaria (FP Superior y Universidad) 10.100 frente a 15.600 dólares. Sin embargo, dedica el 71% del gasto corriente a los profesores frente a una media del 63% en la OCDE y los salarios de entrada de los profesores de educación Secundaria básica son un 20% superiores a la media de la OCDE.
Tercero. A pesar de su mayor proporción de profesores por estudiante, el promedio de alumnos por clase es similar al de la OCDE, 20,7 frente a 21,5, y las horas netas anuales de enseñanza en Primaria son 880, frente a 812 de media de la OCDE, en Secundaria básica son 713 y en Secundaria superior 693 frente a 667 de la OCDE. Sin embargo, sólo dedica a incentivar a los mejores alumnos un 3% del total de su gasto educativo, frente a un 6% en la UE o el 10% en la OCDE. Es decir, tiende a subvencionar a los alumnos independientemente de su renta, de su desempeño y de su esfuerzo en cada escuela o universidad.
Cuarto. El porcentaje de estudiantes en escuelas públicas es sólo del 70% frente a un 82% en la UE27, mientras que el porcentaje de estudiantes en las universidades públicas es del 56%, superior al 48,5% de la UE. Por el contrario, el porcentaje de estudiantes en Formación Profesional es sólo del 31% frente al 37% de la UE. Asimismo, la formación continua en las empresas es muy baja, sólo un 47%, frente a un 60% en la UE, lo que es un efecto más del exceso de contratos temporales.
Quinto. El Gobierno central sólo financia el 12,6% de la educación total, casi igual que Alemania, frente a una media del 49% en la UE o del 76,5% de Francia. Esto hace que el nivel de calidad de la educación regional sea muy dispar, más todavía cuando es casi el único país de la UE27 en el que no existen pruebas nacionales rigurosas para medir la calidad educativa de cada región y escuela.
Sexto. Un 20% de las personas entre 15 y 19 años recibe educación, uno de los porcentajes más elevados de la OCDE. Además, un 32% de las personas entre 20 y 34 años tienen como mucho la educación Secundaria básica, frente a sólo un 20% en la OCDE, y el 50% de las personas entre 25 y 64 años posee educación Secundaria superior, frente a un 68% en la OCDE.
Séptimo. Aunque existe una prima salarial por tener cualificación universitaria frente a Secundaria superior y entre ésta y Secundaria básica, es mucho más baja que en la OCDE. Mientras que en Estados Unidos una persona con estudios universitarios gana un 86% más que otra con estudios secundarios y en la OCDE un 52% más, en España sólo gana el 32% más y una persona con la Secundaria básica gana un 94% de lo que gana otra con Secundaria superior. Es decir, existe un menor incentivo para educarse más.
Octavo. La diferencia entre la demanda de trabajadores cualificados y de personas con estudios universitarios es sólo de cinco puntos porcentuales, lo que hace muy difícil conseguir dichos empleos (solo un 78% frente a un 92% en la OCDE) y que muchos universitarios estén sobrecualificados para el trabajo que desempeñan (30%). Existen más graduados universitarios y menos graduados con Formación Profesional superior que en el resto de los países de la OCDE en relación con la demanda.
Noveno. El fracaso escolar y universitario es uno de los más elevados de la OCDE y de la UE27. Más del 30% de los alumnos de ESO no la terminan, un 30% de los alumnos de universidad tampoco acaban sus estudios y otro 30% los acaban dos años más tarde. Esto demuestra que los incentivos y las subvenciones a la educación están mal diseñados. Este despilfarro cuesta un 1% del PIB cada año, que podría dedicarse a mejorar la calidad de la educación.
Décimo. Los resultados de Pirls colocan a los de cuarto de Primaria entre los cuatro peores de Europa y los de Pisa 2006 para los de cuarto de ESO han retrocedido cinco puntos en ciencias y 20 puntos en lectura respecto a los alcanzados en 2003, y además están por debajo de la media.
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