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La izquierda 'abertzale' reprocha a ETA ser un obstáculo en su objetivo

Los radicales siguen sin pedir la desaparición de la organización terrorista

Luis R. Aizpeolea

La izquierda abertzale dio ayer un nuevo paso, aún insuficiente, en el camino de su desvinculación del terrorismo al remarcar su apuesta por vías "exclusivamente políticas" y, sobre todo, por reprochar a ETA, por vez primera, que la reanudación de su actividad terrorista se ha convertido en un obstáculo para el avance en sus objetivos políticos. La declaración, leída ayer en Pamplona por Txelui Moreno y Karmele Aierbe, dice expresamente que "la reanudación de las acciones armadas, lejos de solucionar los bloqueos en el diálogo, no han hecho sino producir un bloqueo superior". Es un paso más sobre la llamada declaración de Alsasua, aprobada en febrero, en la que proponía un "proceso democrático en ausencia de violencia".

Los radicales siguen la estrategia de pasos cortos del Sinn Fein con el IRA
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La declaración de Pamplona, en la que participaron cerca de 200 representantes de la izquierda abertzale, entre ellos su dirigente, Rufi Etxeberria, la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, y la abogada Jone Goirizelaia, se encuadra en el pulso que mantiene la formación política ilegal con ETA, a la que disputa la vanguardia del autodenominado MLNV (Movimiento de Liberación Nacional Vasco), desde que la banda rompió su última tregua en junio de 2007.

La izquierda abertzale quiso escenificar ayer una demostración de fuerza ante ETA a la que no sólo reprochó que su actividad terrorista es un obstáculo para sus objetivos políticos sino que también le pidió que asumiera la declaración de Bruselas. En esa declaración, del 29 de marzo pasado, el mediador surafricano, Brian Currin y asesor de la izquierda abertzale, respaldado por la Fundación Mandela y cuatro premios Nobel -el ex presidente surafricano Frederick de Clerk; el arzobispo Desmond Tutu; el ex primer ministro irlandés, John Hume, y la ex presidenta irlandesa, Mary Robinson- reclamaron a ETA un "alto el fuego permanente e incondicional, controlado por un organismo internacional independiente".

La izquierda abertzale está siguiendo una estrategia similar a la del Sinn Fein con el IRA, cuando el brazo armado del nacionalismo irlandés rompió la tregua de 1994. En ese momento, el Sinn Fein, liderado ya por Gerry Adams, disconforme con la ruptura de la tregua por parte del IRA, optó por abrir una línea de reproches públicos sucesivos hacia el brazo armado para conducirle hacia el abandono de las armas, pero sin emplazarle a una resolución drástica que pudiera saldarse con la ruptura.

La clave de que la izquierda abertzale siga un proceso de pasos cortos hacia el objetivo de terminar con la violencia y con ello poder participar en los procesos electorales, radica en que no quiere una ruptura con ETA.

Sus dirigentes temen que una amenaza de ruptura a ETA si no cesa la violencia podría precipitar la división no sólo en la banda sino en todo el movimiento abertzale. La dirección de ETA atraviesa por un momento de confusión y caos por el acoso policial, por un lado, y por las reclamaciones cada vez más decididas por la izquierda abertzale a que abandone la violencia.

La cautela de la izquierda abertzale con relación a ETA y la propia situación de la banda impidieron que la declaración de Bruselas, del 29 de marzo, y el esfuerzo de Brian Currin cuajara. La izquierda abertzale no hizo en aquel momento la declaración prevista, de respaldo activo a la declaración de Bruselas. Fuentes próximas a la izquierda abertzale señalan que en aquel momento sabían que ETA iba a emitir un comunicado con motivo del Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca), celebrado el 4 de abril, y decidieron esperar al texto de la banda.

El texto de ETA no aportó nada nuevo. En ese momento, la izquierda abertzale decidió tomar la iniciativa para mantener la llama y no defraudar las expectativas de sus bases, que aprobaron masivamente en febrero un nuevo proceso "por vías políticas y pacíficas y en ausencia de violencia". La toma de iniciativa se plasmó en la declaración de ayer.

La mayoría de los partidos estima que la declaración de Pamplona es un avance en la nueva línea marcada por la izquierda abertzale, pero insuficiente. Creen que para ser un partido legal tiene que terminar el recorrido para decidir, finalmente, entre dos opciones: o convencer a ETA de que abandone la violencia o desmarcarse de ella.

El Gobierno de Zapatero no acepta el emplazamiento de la declaración de Bruselas al diálogo con ETA. Su ministro, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha insistido en que sólo aceptaría un final dialogado cuando ETA abandone definitivamente las armas.

Miembros de la izquierda 'abertzale', ayer, durante el acto de presentación del documento en un hotel de Pamplona.
Miembros de la izquierda 'abertzale', ayer, durante el acto de presentación del documento en un hotel de Pamplona.LUIS AZANZA

Tres fechas para un mismo recorrido

- Declaración de Alsasua (Noviembre de 2009). A los dos años de la ruptura por parte de ETA del último proceso de final dialogado del terrorismo y tras una etapa convulsiva de discrepancias por el modo de finalizar aquel proceso, la izquierda abertzale presenta en Alsasua una nueva propuesta. Dicha propuesta, esta vez unilateral, aboga por aunar las fuerzas independentistas vascas en una plataforma política que abra un nuevo proceso de diálogo en ausencia de violencia.

- Declaración de Bruselas (Marzo de 2010). Brian Currin y cuatro premios Nobel proponen a ETA que declare un alto el fuego permanente con verificación internacional y al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero un nuevo proceso de diálogo.

- Declaración de Pamplona (Abril de 2010). La izquierda abertzale asume la declaración de Bruselas. El Gobierno de Zapatero sólo admite diálogo cuando ETA anuncie que abandona la violencia definitivamente.

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