Rouco endurece su discurso contra los "delitos" cometidos por sacerdotes
"Ya es demasiado que se haya abusado de un solo niño. No puede ser" - El líder episcopal alaba la actuación del Papa contra los pederastas
Benedicto XVI, que ayer cumplió cinco años en el cargo, ha dado un paso al frente contra "la suciedad y la soberbia" que anida en la jerarquía del catolicismo, según su propio diagnóstico. El primer signo es el reconocimiento de las culpas, cada día con menos matices. El segundo, la decisión inapelable de poner a los culpables a disposición de la justicia civil. Pese a los titubeos -incluso, la rebeldía- de algunos altos cargos del Vaticano, el Papa está logrando imponer ese criterio, que ayer siguió sin tapujos el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco. "Ya es demasiado que se haya abusado de un solo niño. No puede ser", clamó el cardenal arzobispo de Madrid.
Benedicto XVI ha dado un paso "contra la suciedad y la soberbia"
"Nos duelen en el alma los graves pecados y delitos cometidos por algunos hermanos en el sacerdocio y por algunos religiosos que han abusado de menores traicionando la confianza depositada en ellos por la Iglesia y por la sociedad. También han actuado así algunos laicos con cargos eclesiales. Deben ciertamente responder de sus actos ante Dios y ante la justicia humana", añadió el prelado en su discurso de apertura de la asamblea de obispos que se inició ayer.
Añadió Rouco: "Nosotros, como otros episcopados, hemos puesto y, según las necesidades, pondremos con más cuidado los medios adecuados para prevenir y corregir casos de ese tipo, de modo que nadie pueda pensar que sea compatible el servicio sacerdotal o la vida consagrada con la comisión de tales crímenes. Es intolerable faltar tan gravemente a la castidad, a la justicia y a la caridad abusando de una autoridad que debería haber sido puesta precisamente al servicio de esas virtudes y del testimonio del amor de Dios, del que ellas dimanan".
Por primera vez en la última década, el centenar de prelados reunidos en Madrid esta semana interrumpió con un aplauso el discurso de su presidente, nada más empezar el capítulo dedicado al quinto aniversario del pontificado de Benedicto XVI, en su mayor parte dedicado al espinoso asunto de los abusos sexuales a menores por eclesiásticos.
Rouco fue rotundo en la defensa del pontífice, pero no sin antes dejar clara la condena de los abusadores y la exigencia de ponerlos a disposición de la justicia civil. Dijo: "Los obispos españoles estamos con Benedicto XVI. También está con él la inmensa mayoría del pueblo fiel. Se ha intentado manchar su figura para hacer creer a la gente que los abusos han sido frecuentes entre los sacerdotes y los religiosos, y sin que los obispos o el Papa actuasen debidamente. Ya es demasiado que se haya abusado de un solo niño. No puede ser. No puede ser la omisión de las actuaciones disciplinarias debidas o de la atención que merecen quienes han sufrido tales desmanes. Pero tampoco podemos admitir que acusaciones insidiosas sean divulgadas como descalificaciones contra los sacerdotes y los religiosos en general y, por extensión, contra el mismo Papa".
Todos los obispos convocados a Madrid, entre ellos muchos de los eméritos, acudirán mañana a concelebrar una eucaristía de acción de gracias por el Papa en la catedral de la Almudena, a las ocho de la tarde. Según Rouco, el pontificado de Benedicto XVI, que esta semana pasada ha cumplido 83 años de edad, está siendo luminoso. Entre otros muchos méritos, el cardenal le adjudica precisamente "disposiciones encaminadas a prevenir y corregir abusos en el campo mencionado y en otros ámbitos de la vida de la Iglesia".
No obstante, según Rouco, "el remedio" ha de buscarse no sólo "en medidas preventivas, disciplinares y penales", sino sobre todo "en el cultivo de la santidad de vida y en la libre obediencia a la santa ley de Dios y al magisterio de la Iglesia". También sostuvo que "la consagración a Dios en el celibato, libremente asumido por su amor, es un medio excelente de santificación que ha de ser cultivado con las condiciones y los medios señalados por la Iglesia".
El nuncio ve persecución
Una de cal y otra de arena. Frente a la firmeza del cardenal Rouco contra los curas abusadores, el nuncio (embajador) del Papa en Madrid, el arzobispo Renzo Fratini, recurrió ayer a las quejas en el discurso de salutación a los obispos reunidos en asamblea plenaria. Dijo: "La Iglesia, cuerpo de Cristo, está perseguida hoy. 'Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán', nos ha dicho el Señor; pero nosotros renovamos nuestra fe y esperanza en aquellas palabras: 'No temáis, yo he vencido al mundo". El nuncio también se refirió a la presencia de los signos religiosos, y en particular del crucifijo, en la vida pública. "Cuestión delicada", dijo sin más explicaciones, antes de desear que perviva en la sociedad española el afecto por ese signo "de protección, de consuelo y de fortaleza en el dolor, convertido en signo de las profundas raíces de la propia cultura en España".
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