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El impacto de la nube volcánica

Los hoteles de El Prat se llenan hasta la bandera

Participantes en un congreso médico en Barcelona anulan sus reservas

Lleno completo en los hoteles de El Prat y menos ocupación en los de Barcelona. Ese es el resumen que se desprende de una rastreo realizado ayer en el sector para evaluar la incidencia de la nube volcánica.

El hotel Tryp Barcelona, el más próximo a la nueva T-1 de El Prat, registraba una ocupación del 95% de sus 205 habitaciones. Otro centro próximo a las instalaciones aeropuertarias, el Renaissance Barcelona, tiene completas sus 259 habitaciones desde el pasado viernes, cuando empezó a advertirse la repercusión de la nube en el espacio aéreo europeo. Lo habitual por estas fechas es que la ocupación sea del 40%.

Un poco más lejos del aeropuerto también se notaron los efectos. El hotel Hesperia Tower, situado en la C-31, en el término de L'Hospitalet, también estaba lleno ayer. La dirección cuantificó el aumento en el 30% como consecuencia de los problemas aéreos.

Muchos viajeros buscan habitación cerca del aeropuerto
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En busca de trenes y autobuses

En los hoteles de Barcelona, por el contrario, el efecto fue negativo. "Ha venido gente que no tenía reserva, pero muchos que la tenían para participar en un congreso médico que se celebra hasta el martes la han anulado, por lo que el balance es negativo", explicó un directivo del hotel Plaza, situado en la plaza de Espanya de Barcelona, que tiene 347 habitaciones. Con todo, la ocupación era del 80%.

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En el aeropuerto de Girona-Costa Brava, la oficina de Turismo se convirtió ayer en uno de los puntos calientes. Los viajeros que se quedaron atrapados acudían a ella en busca de respuestas, cual oráculo de Delfos. "La gente viene a preguntarnos de todo, desde si sabemos algo de sus vuelos hasta por los taxis", explicó una trabajadora del punto de información turística. Allí, buenamente, les explicaban que una opción era hospedarse en la zona porque, dependiendo del destino, la situación iba para largo.

Muchos optaron por tratar de llegar a su destino por tierra. "Pero tampoco es fácil. Ayer no quedaban ni autobuses ni conductores en Barcelona", explicó la empleada. Mientras, Valentina Pronesti, de 20 años, y su novio, Mirco Dare, de 25 años, formaban fila en la cola de reclamaciones de Ryanair.

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