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La nueva Polonia sale adelante

La joven democracia europea se consolida y abre la vía a la reconciliación con Rusia - Es el único miembro de la UE que ha logrado escapar de la crisis

Cristina Galindo

Una nueva Polonia ha conseguido emerger de la peor tragedia que ha vivido el país centroeuropeo desde la II Guerra Mundial. La rápida y ordenada gestión de la crisis por parte de las instituciones tras la catástrofe aérea que el 10 de abril descabezó al país, con la muerte del presidente, la cúpula militar y decenas de cargos políticos, ha demostrado que esta joven democracia, que tumbó al comunismo en 1989, es una democracia consolidada que, además, va camino de reconciliarse con Rusia tras dos décadas de relaciones muy tensas.

El mero anuncio por parte de decenas de líderes mundiales de primer orden de acudir hoy en Cracovia a los funerales de Lech Kaczynski -aunque el caos aéreo en Europa pueda impedirlo- supone también un espaldarazo internacional sin precedentes.

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La decapitación del Estado polaco se produce cuando el país ha sido el único de la UE que ha escapado de la crisis. La economía polaca se ha beneficiado de su poca dependencia de las exportaciones para alejarse de las turbulencias vecinas. La llegada de fondos europeos y el bajo endeudamiento han ayudado a mantener el desempleo a raya. "No se puede negar que la gestión del primer ministro, Donald Tusk, ha tenido que ver con el hecho de haber esquivado la crisis bastante bien", afirma Radoslaw Markowski, profesor de la Academia Polaca de Ciencias. La principal crítica que hacen los analistas al Gobierno es su incapacidad para poner orden en el sistema de pensiones y de salud.

En estos días de luto, Tusk (Plataforma Cívica, derecha liberal) ha sido uno de los protagonistas. El discreto comportamiento del dirigente ha sido reconocido hasta por sus críticos habituales. "Desde que llegó al poder, en octubre de 2007, el país ya no vive en un continuo conflicto por su revisión del pasado; la coalición de Gobierno es más estable y, en el exterior, ya somos vistos en la UE, simplemente, como un país normal", opina Beata Wojna, analista del Instituto Polaco de Asuntos Internacionales. Lejos han quedado los años 2005 y 2007, cuando el antieuropeísmo y el ultraconservadurismo polacos -encarnados en Lech y Jaroslaw Kaczynksi, el presidente fallecido y su gemelo, entonces primer ministro- dispararon las alarmas en Bruselas.

A las pocas horas del siniestro, el jefe del Parlamento, Bronislaw Komorowski, fue nombrado presidente en funciones, como establece la Constitución. Al día siguiente, ya se habían cubierto, al menos temporalmente, los puestos clave del Ejército y el Banco Central (el gobernador murió en el accidente). A partir de mañana, se pondrá en marcha el mecanismo para sustituir a la veintena de diputados fallecidos. Habrá elecciones anticipadas, probablemente el 20 de junio, para elegir al nuevo jefe de Estado. Y, en otra señal de estabilidad, Polonia ha pasado la prueba de los especuladores, que, tras el accidente, no atacaron su moneda, el zloty, ni hundieron la Bolsa.

"Hemos demostrado que somos una democracia consolidada. El país funciona", asegura Maciej Orzechowski, diputado de la Plataforma Cívica. Con él coincide Pawel Kowal, eurodiputado de Ley y Justicia, el partido del presidente fallecido y rival de la Plataforma (que dirige el Gobierno). "Algunos cargos se han repuesto de una forma un tanto precipitada, pero comparto la idea de que esta es una democracia estable", afirma.

Nadie niega que se ha cerrado una etapa y que los dirigentes de la nueva Polonia se encuentran en un momento clave para el destino del país, que quiere consolidarse en el exterior como un socio fuerte de la UE y la OTAN, y reconciliarse con Rusia. El anuncio de decenas de líderes mundiales de acudir al funeral de Estado de hoy es mucho más que protocolo. Aunque el presidente estadounidense, Barack Obama, canceló ayer su viaje por el caos aéreo, la presencia de otros líderes representa el reconocimiento del papel regional que juega Polonia en la UE y en el marco de la Alianza Atlántica, donde participa en las operaciones en Afganistán, y antes en Irak. "El interés de Obama demuestra que Polonia importa", opina Beata Wojna.

Otro asunto pendiente, y mucho más delicado, es la relación con Rusia. Desde la caída del Muro, las relaciones entre ambos países han sido difíciles. El actual Ejecutivo ha dado un giro a la relación, que ahora quiere basar en la cooperación. No sólo es importante para Varsovia llevarse bien con Moscú. Rusia es la primera interesada en acercarse a Polonia como una forma más de estrechar las relaciones con la UE, su principal consumidor de gas.

El gran símbolo de este acercamiento es la matanza de Katyn, que supuso el exterminio de la élite militar polaca por parte de Stalin en 1940. Moscú ha dado pasos, impensables hace sólo un año, para reconocer aquella matanza. La cooperación inusitada de Rusia con Polonia para esclarecer las circunstancias del accidente del Tupolev del 10 de abril y repatriar a las 96 víctimas han sorprendido en Varsovia. La reconciliación nunca había estado tan cerca.

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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